Ingmar Bergman y Victor Sjostrom ríen en una pausa de rodaje de 'Fresas salvajes' (1957). Bergman admiraba sobremanera 'La carreta fantasma' (1921), de Sjostrom. De hecho, poseía una copia en 35 mm que revisaba un mínimo de una vez al año en la pequeña sala de proyección de su propiedad. Sjostrom, como protagonista ahora de la película de Bergman, volvía a enfrentarse a los fantasmas de la muerte y del pasado, a las infaustas decisiones vitales que convirtieron en pesar la vida de los otros. Bergman busca en el espejo creativo del maestro el aliento tanto moral como creativo, realizando un reverencial homenaje a la vez que una lección soberana de aventajado alumno.
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