Francis Coppola y Mickey Rourke durante el rodaje de una de las secuencias de 'La ley de la calle' (Rumble fish, 1983), quizás su última gran obra. O siempre he tenido la sensación que tras esta película hubiera perdido su fulgor e impetu creativo, como si hubiera efectuado un suicidio simbólico como el de El chico de la moto que encarna Rourke, entre la decepción y la frustración por sus fracasos de taquilla y colapsos económicos de su productora, tras 'Corazonada'. Su obra desde entonces ha tenido algún brillo puntual, pero ya lejos del poderío expresivo de sus películas de los 70 y principios 80.
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