viernes, 24 de septiembre de 2010

Leo Carax, el exilio de lo sublime

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Leos Carax. Su cine es puro asombro, un cine que hace de la realidad escenario y sueño, en donde las emociones anhelan cobrar cuerpo. El amor es un espacio de exilio o de indigencia que pugna por habitar le realidad en tres bellas obras como 'Boy meets girl' (1984), 'Mala sangre' (1987) y 'Los amantes de Pont Neuf' (1991), en la que alientan los ecos del cine de Marcel Carné, Jean Cocteau o Jean Vigo, poesía disidente que hacia del estilo transfiguración, celebración del artificio como expansión de la imaginación. Desafortunadamente, por los problemas derivados de la última de las citadas (su fiasco económico, cuando el gasto había sido considerable: Carax exigió construir un puente), este gran realizador francés sólo dirigió un largometraje más, no estrenado aquí, 'Pola X' (2007), y participó con un mediometraje en 'Tokyo' (2008), junto a Michel Gondry y Boon Joon-ho.

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