viernes, 24 de septiembre de 2010
Fuego fatuo
En 'Fuego fatuo' (1963), de Louis Malle, Alain (Maurice Ronet) se siente desplazado de la vida, como si ya no pudiera sentir la cosas, como si le separara ya un cristal del fluir de la vida. Por eso, la secuencia en la que en una terraza observa el tráfico de transeuntes, la circulación de rostros a su alrededor materializa con desgarradora rotundidad esa distancia que es separación, ese ahogo que es angustía ya permanente. Una melancolía aguda que le aboca a una sima sin fondo. Por eso decide que será su último dia, en el cual visitará a antiguos amigos o conocidos, como una travesía entre los fantasmas de su vida pasada, y constatación de su presente ya quebrado en los espejos. Su malestar vital que ya es no poder habitar la vida es una fuerza de gravedad que le supera. 'Fuego fatuo' (1963), es una bellísima película que hace de un estado de animo, que es extrañamiento y perdida de paso, narración, haciendo palpable la emoción de exilio vital de Alain. Unos encuentros que son interrogación, quizás una última llamada de ayuda de alguien que se siente atrapado tras un cristal, que ha perdido la fuerza para adaptar su paso al de los transeuntes de la vida que saben amoldarse a su entorno sin la quemazón de unas inquietudes que no se lograron realizar. O quizás que ser adulto es saber conjugar los sueños con la asunción de que la vida también está tramada con concesiones a la mecánica de la mediocridad, al hábito como entumecimiento.
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