viernes, 4 de junio de 2010

El viento

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En escasas ocasiones la presencia, e influencia, de las fuerzas de la naturaleza han alcanzado tal carga de intensidad, de tensa fisicidad, como en 'El viento' (1928), de Victor Sjostrom, ya desde esos planos de su virulento torbellino de arena y polvo que Letty (Lilian Gish), que viaja de la ciudad a un remoto pueblo de Texas para vivir con su primo y esposa, contempla, no con poco espanto y aprensión, a través de la ventanilla del tren. Otros vientos, estos los de las pasiones y afectos, son los que dominan la trama, o revoltijo, de relaciones entre los personajes. Desde la esposa, que ya recibe a Letty, con gesto reticente (en contraste con el efusivo recibimiento del primo) y con premonitorio cuchillo en ristre, al trasiego afectivo que sufre Letty, encandilada en principio con un un ganadero que conoce en el tren, Roddy (Montague Love), que también representa la posibilidad de salir de ese infierno, y el cortejo intensivo al que la someten Lige (Lars Hanson) y su amigo. En la fiesta en que participa la comunidad se dispara la tensión en todos los frentes, a la vez que sufren la amenaza de un ciclón; la esposa, celosa, exige que Letty abandone su hogar, a la par que los cortejadores, sobre todo Lige, entran en callada lid tensa con Roddy (a retener el detalle que Roddy se sacuda el polvo de la manga,con gesto despectivo hacia ellos, y después ambos lo repitan cuando son rechazados por Letty que no toma en serie su propuesta de matrimonio).
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Pero Letty, sin hogar, al ver que Roddy era un mero seductor, además casado, debe optar por casarse con Lige. Magnífica la secuencia de su noche de bodas, cargada de tensión, que llega a su punto álgido cuando se alternan planos de sus piernas, cada uno en su habitación, con planos de mitad de cuerpo para arriba, hasta que ambas piernas se unen cuando él, impaciente e impetuoso, la besa con excesiva pasión, que provoca el rechazo de Letty, y la desolación de Lige (Sjostrom dilata el plano sobre su rostro traspuesto). Como digo, la presencia de pregnante fisicidad de la naturaleza domina todos los poros de la narración, ya sea entrando el polvo y la arena en la casa en fuertes golpes de viento cuando se abre la puerta (imposible mantener la limpieza en el hogar; el gesto impotente de Letty con la escoba en mano es elocuente),o en las cabalgadas por el desierto. Adquiere ese viento, sobre todo el del norte, el que aparece en el climax, una condición sobrenatural, ya que la tribu de los Injuns consideran que ese viento lo causa un caballo fantasma encabritado. Los espectrales planos de ese caballo blanco parecen encarnarse en ese terrible afuera de emociones en contraste con ese adentro de emociones revueltas, cuyo emblema puede ser ese plano de Letty mirando con expresión consternada por la ventana desde el interior de su hogar.
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Todo el climax final es admirable, de una tensión exasperada. A destacar el momento en que Letty dispara sobre Roddy, que no cesa en acosarla. Un plano en negro, como el revoltijo del viento, se acompasa la disparo, al que sucede un intenso travelling sobre el rostro de Roddy, que cae. Ese rostro que el viento, cuando lo haya enterrado, volverá a surgir cuando el viento levante el polvo y la arena, en unos planos tan inquietantes como terroríficos. En la primera versión, al final acababa Letty perdida, loca, en el desierto. En la versión estrenada, Letty vence los miedos. Hermoso el plano ene el que abre la puerta, a la vez que abre los brazos, ya expuesta al afuera, resuelto su conflictivo adentro, ratificado por ese último plano en el que Lige la abraza por detrás,ambos mirando desde el hogar, a través de la puerta abierta, hacia el horizonte.

'El viento' (1928), del cineasta sueco Victor Sjostrom, es una de las grandes obras de la era muda. Una intensa obra que hila sutilidad las correspondencias entre la peripecia externa, la presencia de las fuerzas de la naturaleza, y la del conflicto de las emociones.Por lo que parece las condiciones de rodaje, en el desierto de Mojave, llegaron a ser insoportables; la misma Liliian Gish, mareada, sufrió quemaduras al asir el metal de la manecilla del coche. Sjostrom dejaría de dirigir a partir de los treinta, siendo también recordado por interpretar, admirablemente, al protagonista de 'Fresas salvajes' (1956), de Ingmar Bergman.

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