martes, 4 de mayo de 2010
Tony Curtis, galán con sombras
Tony Curtis y su dulce perrito, cuya mirada casi eclipsa a la del propio Curtis, que demostró ser más que un cliché de galán, en lo que las productoras quisieron encasillarle,en un principio, en obras de escaso interés, hasta que logró demostrar sus grandes cualidades como actor en una obra de mayor calado dramático, la aceptable 'Trapecio' (1956) de Carol Reed, Curtis había dado sus primeros pasos en la pantalla como pareja de baile de Ivonne De Carlo en una escena de 'El abrazo de la muerte' (1948), y podía vérsele, también como presencia fugaz, como soldado en el excelente western 'Wincherster 73', (1950) de Anthony Mann. Fue su aparición en 'Kansas raiders' (1950) de Ray Enright la que le catapultó a la fama, suscitando el envío de diez mil misivas admirativas pidoendo por un mechón de su cabello, que determinó hasta un concurso; 'Gana a Curtis por una semana'. En este primer tramo de su carrera destaca 'El joven Houdini' (1953) de George Marshall. Pero será a partir de 'El dulce sabor del éxito' (1957) cuando se pueden encontrar sus mejores obras, en la que demostraba su capacidad para tanto la comedia (en su vena de pícaro o cínico) como el drama: 'Los vikingos' (1958), y 'El estrangulador de Boston' (1968), dos magníficas obras que extraen lo mejor de la vena sombría de Curtis (portentoso en ambas), 'Espartaco' (1960), de Stanley Kubrick, 'Con faldas y a lo loco' (1959) de Billy Wilder (en la que creo que está incluso más afinado que Lemmon), la cáustica 'No hagan olas' (1967) de Alexander Mackendrick, 'Operación pacífico' (1960), 'La gran carrera' (1965) e incluso 'El temible Mr Cory' (1957), las tres de Blake Edwards (y entre lo más granado de su filmografía) 'El gran impostor' (1961) de Robert Mulligan, o 'Los fugitivos' (1958), una de las obras más aceptables o menos plomizas de Stanley Kramer. A partir de los 70 pocas obras de interés se pueden encontrar, salvando 'El último magnate' (1976), de Elia Kazan, en la que tiene una presencia secundaria. Su última obra con cierto interés es 'Louis and Frank' (1998) de Alexandre Rockwell.
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