martes, 4 de mayo de 2010
Kim Novak, Hielo y Fuego
El vestido de hielo que porta Kim Novak puede parecer adecuado para quienes la consideraban una gélida belleza. Ciertamente, sus papeles oscilaban entre la enigmática distancia de la fascinación del deseo y el conflicto consecuencia de contener o no poder articular las emociones que se agitaban en su interior, cuando no confluían en el mismo personaje, como el que le impulsó al estrellato, y la convirtió en sex symbol del momento, el que interpretó en la excelente 'Picnic' (1955), de Joshua Logan como salió airosa de su mayor reto, el de su personaje 'doble' en la inmensa 'Vertigo' (1958) de Alfred Hitchcok. Las mejores obras que interpretó en su breve carrera ( a partir de 1965 se haría muy intermitente) transitarían esas sendas, como en las esplendidas 'Un extraño en mi vida' (1960), 'Me enamoré de una bruja' (1958) y 'La misteriosa dama de negro' (1962), las tres de Richard Quine, con quien había realizado su primera incursión en el cine, en 'La calle 322' (1954), tras luchar con la productora para que no le colocaran el nombre artístico de Kit Marlowe. Harry Cohn, magnate de la Columbia la había contratado como posible reemplazo de la conflictiva Rita Hayworth, con la que, de hecho, trabajó en el apreciable musical 'Pal Joey' (1957) de George Sidney, junto a Frank Sinatra, con el que ya había trabajado en la magnífica 'El hombre del brazo de oro' (1955) de Otto Preminger. Su última obra destacada es la corrosiva comedia de Billy Wilder, 'Bésame, tonto' (1964). Su interés también tienen 'Una vez a la semana' (1962) de Michael Gordon, 'Five against he house' (1955) de Phil Karlson o 'La leyenda de Lylah Clare (1968) de Robert Aldrich.
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