miércoles, 27 de abril de 2022

X, de Ti West

 

La X del título de la película de Ti West, X (2022), corresponde tanto a la asociación con las películas pornográficas, como la que ruedan, en el ambiente rural de Texas, en 1979, el equipo que conforman el director RJ (Owen Campbell), la técnica de sonido, y su pareja, Lorraine (Jenna Ortega), el productor Wayne (Martin Henderson) y su pareja, la actriz Maxine (Mia Goth), y los actores, que también forman pareja, Jackson (Scott Mescudi) y Bobby-Lynne (Britanny Snow). Pero también a la incógnita y la idea de anonimato, la carencia de nombre o notoriedad. Maxine aspira a ser alguien, quiere ser una estrella, alguien que reconozcan, alguien que disponga de notoriedad. En suma, alguien, no unos meros atríbutos físicos. Es lo que Wayne le promete que conseguirá gracias a productos pornográficos como La hija del granjero, que Maxine siente como un proyecto irrelevante, como se siente ella. El director, Rj, la dirige como si la película pornográfica fuera una obra de arte y ensayo. Es importante cómo se sienten, cómo prefieren, o preferirían percibirse, porque no quieren asumir lo que son, o resignarse a lo que son. Precisamente, Pearl, la anciana de la granja, que les alquila una casa adyacente, siente que no ha logrado en la vida aquello a lo que aspiraba. Y significativamente está interpretada también por Mia Goth. Encarna, o representa, la posibilidad del fracaso que teme Maxine, la amargura que empieza a corroerla porque siente que su vida puede verse abocada a los márgenes de la realidad, como esa granja perdida en el espacio en la que ruedan una película que piensan, como es el caso de Wayne o Rj, que puede ser significante para sus carreras o en la industria. Pearl, a su vez, ve en Maxine quien fue en el pasado cuando la realidad era aún un semillero de posibilidades. Y es un cuerpo joven, un cuerpo que aún puede disfrutar de los sentidos, sin sufrir los impedimentos del deterioro corporal, como el marido de Pearl, Howard (Stephen Ure), que no puede satisfacerla por el infarto que sufrió. La insatisfacción define la vida de Pearl.

Pearl se queda embelesada con Maxine. La observa desde la distancia cuando Maxine decide bañarse desnuda en el río. Pero la realidad, y Pearl, para Maxine, es como ese caimán que se aproxima cuando nada en el agua, encuadrados una y otro en un plano cenital. Más adelante, Bobby se acercará, preocupada, a Pearl cuando la vea en la orilla del río. Pero esta la empujará a las aguas, donde será devorada por el caimán. El plano cenital encontrará su correspondencia en otro, durante el cual Maxine se arrastra desde debajo de la cama, donde hacen el amor Pearl y Howard, hasta la puerta. Al respecto del contraste entre juventud y ancianidad, resulta más sugerente que el planteamiento de La abuela, de Paco Plaza, que hubiera sido más interesante si hubiera elaborado más el enfoque de la protagonista joven con respecto al cuerpo deteriorado de su abuela que tiene que cuidar, un cuerpo que mira su futuro. X indaga en ambas perspectivas. En la del cuerpo joven que no solo quiere ser un mero cuerpo anónimo que suministra, gracias a su contemplación, placer a otros, y en la del cuerpo ya deteriorado que es quiste de amargura y que contempla al cuerpo que fue y que ya no será. Pearl observa por una ventana cómo disfruta del sexo en una de las secuencias de rodaje, y, más adelante, se tumbará junto al cuerpo semidesnudo de Maxine cuando este duerme en la cama, cuerpo que acaricia como la vida que ya se le ha fugado.

Resulta interesante que la muerte irrumpa precisamente cuando abandona ese escenario la figura que se siente contrariada, incluso más que decepcionada, porque la realidad no se ajusta a la película que pretendía que fuera, como es el caso de Rj, despechado porque su novia, Lorraine, decide intervenir también como actriz en la película. Como espectadora, al observar a los actores disfrutar del sexo, Lorraine siente que su vida está enquistada también en la insatisfacción y opta por el disfrute de la vida, decisión que suscita el despecho de Rj, quien decide, en la noche, dejar en la estacada al resto, y será, significativamente, la primera víctima de Pearl, además, también elocuentemente, en una de las secuencias más explícitas en la crudeza de la mostración de la destrucción de un cuerpo. X se sustenta en las convenciones de repertorio del género de terror, el patrón narrativo de las sucesivas muertes de varios personajes, con la particular resonancia figurativa e icónica de la sobrevalorada La matanza de Texas (1974), de Tobe Hooper, para plantear un sustancioso e incisivo substrato metafórico que está, afortunadamente, propulsado por un inspirado uso de la atmósfera progresiva de enrarecimiento y una concisa narración (hay muertes que se dan en profundidad de campo, otras de modo expeditivo, y cortante, y otras con irónico desarrollo: Wayne, en el granero se perfora un clavo en la planta del pie, y poco después sus ojos, los ojos del observador, serán perforados por una horca). X es la obra más armoniosa y sugerente de Ti West.

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