sábado, 11 de febrero de 2012

Fish tank

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Uno de los aspectos que más te atraen de las dos obras de esta cineasta escocesa, Andrea Arnold, 'Red road'(2007) y 'Fish tank' (2009), es cómo con su 'aparente' aspecto, o (re)presentación, formal, de realismo (objetivo) a ras de suelo (ese que parece rehuir el artificio, puesto en boga en losúltimos años, de cámara en mano, agitada, caligrafia distante de todo refinamiento estético, localizaciones desprovistas de 'sombra' de escenificación, montaje sincopado, aire de documento, de efecto realidad de inmediatez), pone en cuestión la noción de realidad. Primero,de modo estructural, hurtando una crucial información hasta el último tramo, que replantea la relación con lo visto hasta entonces ( y con los personajes), lo que incide en la consideración de la realidad como huidiza (dificil de descifrar) y entre descosida y enmarañada. Y segundo, la fisura de lo subjetivo que desarma esa apariencia objetiva ( o toda presunción de mirada objetiva, y en un sentido también amplio que abarca la presunción moral). En 'Red road' nos intriga el por qué esa guarda de seguridad callejera, Jackie (Kate Dickie) rastrea a través de las cámaras a os paseantes, hasta que se fija y obsesiones con uno en concreto.Pero no es azarosa la alección, como había una búsqueda de rastreo preestablecido ( le conoce, y hay una motivación en el por qué 'cruza la pantalla' para inmiscuirse en su vida: en su mente ya había una pantalla, en la que ese personaje, quiste de su pasado, representa un papel).
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En 'Fish tank', Mia (Kate Jarvis), de quince años, es una figura en fuga, que se siente atrapada : sus inquietos movimientos en las secuencias iniciales, desplazándose por los espacios en el que vive, como un pez que quiere escapar de su acuario (lo que significa fish tank), en disputa o conflicto con lo, o los, que le rodean ( se pega con unas chicas de su edad, discute con su madre, intenta liberar un caballo blanco que tienen unos hermanos junto a su caravana en un descampado), y con los bailes rap como expresión solitaria liberadora, hasta que su mirada se 'centra', 'enfoca', en Connor (Michael Fassbender), el nuevo novio de su madre. Es admirable cómo modula esa atracción o fascinación hacia ese personaje, cómo traza lo subjetivo en su condición ontica, sensorial (cómo se deja llevar por él en brazos a la cama, haciéndose la dormida,dejándose quitar zapatos, calcetines y pantalón, y al fin, arropada; cómo se hace sentir esa erótica 'silenciosa'), o cuando más tarde él inclina su rostro junto al suyo (ambos en el encuadre, con el sonido casi ausente, como si ambos estuvieran ens propia capsula). De algún modo, la relación con alguien tan razonable, comprensivo, amable, siempre de buen talante, generoso y que la apoya con el baile( no puede haber algo más contrapuesto a la realidad desabrida, sin incentivos, en la que erraba en su deriva Mia) logran que Mia se reconcilie con la vida, que cobre impulso, que pueda sentir que en la vida hay 'posibilidades'(que puede sumergirse en las aguas de la vida).
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Hasta que se produce el encuentro sexual, y la colisión hace tambalear la realidad. Y la representación se desmorona y evidencia a la vez. Porque hay una realidad en Connor que no se había 'manifestado', ya que hay otro escenario en su vida, que había hurtado a la 'mirada' de Mia, y de su madre, otra vida, un matrimonio, una hija. La revelación desencaja, las interrogantes no se dilucidan ¿qué es lo que realmente siente y quiere Connor? ¿quién es? ¿por qué ha actuado así, qué había de falso y de verdadero en su forma de actuar? Es como el secuestro de la inocencia (esa secuencia en la que, despechada, 'secuestra' fugazmente a la hija de Connor,y ambas erran por unos descampados y arrabales), el desvanecimiento de una ilusión, de un sueño, la liberación de una vida atrapada en una torre (como en la que vive) o 'acuario' por un caballero ( cómo solloza cuando le dicen que tuvieron que sacrificar al caballo, ya enfermo en su senectud), pero aún así, deja de lado sueños que quizás eran ensimismarse en una falta de percepción de la realidad (el baile) y toma impulso, y cambia de espacio, rumbo a Gales, un reinicio, un nuevo escenario de vda que habitara con la mirada más firme y más enfocada, con la claridad del discernimiento decidida a crear una realidad sobre propios y reales cimientos.

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