miércoles, 29 de diciembre de 2010

La vida de Emile Zola

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'Caníbales'.Todo está dicho. Un primerísmo plano rompe la tónica de la planificación, no sólo de la secuencia, sino de toda la película. Es como un puñetazo desde las vísceras. Emile Zola (Paul Muni) se vuelve, tras que el juez haya dado su veredicto, y contempla las alborozadas muestras de júbilo de los asistentes por la resolución del caso.¿Cuál era la cuestión en litigio y por qué se le condena a Zola a un año de carcel? Cuatro años antes, en 1894, las altas instancias militares, al descubrir que alguien, dentro de esa institución, pasaba información al enemigo, a Alemania, había decidido elegir un 'chivo expiatorio', y qué mejor que un judio. Como dice un alto cargo, qué raro que un judio haya alcanzado un importante rango. Fue el célebre caso Dreyfuss (Joseph Shilkraut). Fue condenado y enviado a la desolada Isla del diablo, recluido en una celda, sin poder ver el sol. Su esposa no cejó de luchar para que fuera reconocida la inocencia de su marido, y al fin consiguió sensiblizar a Zola para que se involucrara, y lanzara su famoso 'Yo acuso' contra los poderes fácticos, y sus abusos de poder e inconsistencias. Lo que llevó al citado juicio, en donde Zola fue acusado de injurias, y en donde los mismos jueces imposibilitaron que pudiera utilizar, para la defensa, téstigo alguno relacionado con el caso Dreyfuss.
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Pero ¿por qué era necesario 'sensibilizar' a alguien como Zola, que durante décadas, en su literatura, había luchado por la verdad y la justicia, desvelando las miserias y precariedades de la vida, siempre insurrecto y combativo?.Porque como le dice su amigo, el pintor Cezanne (Vladimir Sokoloff), se ha apoltronado en una vida cómoda, disfrutando de los lujos de su éxito, ya lejos del pálpito de la realidad, ya optando por el anestesiado retiro de una vida plácida.
Durante la primera media hora de 'La vida de Emile Zola' (1937) de William Dieterle, hemos seguido su 'ascenso', durante más de dos décadas, desde que vivía en una buhardilla con Cezanne, en las más absoluta precariedad. Cómo se mantiene firme en su actitud, pese a que ya la publicación de su primera novela provoca la reprobación de las autoridades, e incluso el despido de la editorial en la que trabaja, por no querer transigir. Cómo fue téstigo de una mujer lanzándose al rio, mientras un grupo de méndigos, recogidos en la orilla del rio, señalaban que tendría más suerte que ellos. Cómo ayuda a una prostituta perseguida por la policía en una redada, y en la que se inspirará para su novela 'Nana', novela que los 'burgueses' comprarán a escondidas (Un marido la compra sin que su esposa le vea, y cuando ella señala que le gustaría leerla, él le dice que no es apropiado para ella, pero tras salir ambos de la librería, ella vuelve a entrar y le dice al librero que le guarde un ejemplar).Zola no cejó de poner en evidencia cualquier injusticia o misería, y de azotar a los poderes fácticos, siempre en busca de la verdad.
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Asi que involucrarse en 1898 en el caso Dreyfuss se podría decir que supuso una resurreción para él. Y su empecinada voluntad, luchando contra esos poderes, militares, judiciales y políticos, y las reacciones del ciudadano de a pie, quemando sus libros, o a muñecos que le representaban a él o a Dreyfuss, considerándole un traidor a la patria, logró, tras su exilio a Inglaterra, para no ser recluido en la carcel, y desde donde siguió con sus escritos 'acusadores', que el caso Dreyfuss, ya en 1902, fuera reabierto, y reconocida su inocencia, y, por añadidura, acusados los responsables de tamaño desatino.

'La vida de Emile Zola' (The life of Emile Zola, 1937), de William Dieterle, con guión de Heinz Herald, Geza Hercgez y Norman Reilly Reine, y fotografía de Tony Gaudio, es una de esas obras que revigoriza el ánimo 'combativo, intolerante sin tomarte de ningún dogma' (en palabras de Cioran). Un elocuente manifiesto, no sólo en aquellos años mismos años treinta, donde ya se señalaba sutilmente lo que estaba ocurriendo en Europa con los judios, y ante lo que todos cerraban los ojos ( al mismo Dieterle le exigieron que sólo se citara una vez la palabra judio en su film).Como Zola, en su momento, el film levantó ampollas, no estrenándose por ejemplo en España, Italia, Polonia, Alemania o la misma Francia, donde no se proyectaría hasta cuarenta años después.Hoy en día siguen siendo necesarias obras cómo esta, y actitudes como la de Zola. Dieterle hubiera querido que su película se titulara 'La verdad está en marcha', unas de las últimas frases que pronuncia Zola. Pues eso: Atención, 'caníbales'.

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