lunes, 22 de marzo de 2010

Samuel Fuller y los corredores sin retorno

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Samuel Fuller dirige a Constance Towers en 'Corredor sin retorno' (1963), virulenta alegoría que convierte a un manicomio en espejo oval de un país sacudido por las tensiones raciales y la latente amenaza del uso de la bomba atómica (el 'ordago a la grande' con el que se amenazaban las principales potencias de ambos bloques). Pacientes como el cientifico implicado en el desarrollo de la bomba atómica que se comporta como un niño de seis años entusiasmado por jugar el escondite, o el primer estudiante negro aceptado en una universidad que ahora predica como fervoroso del Ku Kus Klan son su reflejo distorsionado. Añádase un hijo de xenófobos que sufrió un primer lavado de cerebro por los comunistas de Corea y un segundo a la inversa, y ahora se cree una general sudista que aboga por una nueva guerra civil, y otras sacudidas a los tabúes sociales como la sugerencia de incesto o el ataque de unas enfervorizadas ninfómanas cual canibales.

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