martes, 16 de marzo de 2010

Pasaporte a la fama

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Puede extrañar, por inusual en la filmografía de John Ford, una obra como 'Pasaporte a la fama' (1934), que toma letmotivs de las películas de gangsters, pero llevándolas al terreno de la comedia, eso sí, con esos toques caractetísticos suyos, como ese singular humor excentrico, y el dibujo de los secundarios. Pocas obras, quizás la de Hitchcock, son tan ricas en el dibujo de sus personajes secundarios, incluso los que aparecen brevemente. Además, aparte del disfrute de obra en sí dentro de su tono ligero y burlón, resulta un placer admirar ese arte a la hora de saber plantear lo que podría considerarse el primer acto, cómo de un modo síntetico y eficaz de definir personajes, los hilos de la trama y el gérmen del conflicto narrativo que después se desarrollará. La primera secuencia nos introduce en una empresa en donde el director ordena al gerente que despida al primer trabajador que llegue tarde, y a la vez, reconozca y premie al trabajador que siempre ha llegado a su hora, subiéndole el sueldo. Pero , casualidades, el gerente observa con perplejidad que, por primera vez, ese modelo de eficiente y cumplidor trabajador, Jones no ha llegado puntual.
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Vemos en la siguiente secuencia cómo Jones, interpretado por el gran Edward G Robinson, ignorante de la hora que es despierta todo ufano, celebrando lo maravillosa que es la vida, mientras hace unos ejercicios matinales, hasta que se da cuenta, por un reloj en la fachada de enfrente, de la hora que es, y que su despertador se había parado. Ya se nos dan varios apuntes sobre el personaje en esta secuencia: escribe historias ambientadas en paises exóticos, y tiene una ´musa' a la que admira en una fotografía, y, en una muestra de cómo saber definir a un personaje en sus acciones o reacciones, cuando se marcha apresurado al trabajo, aun presa de la agitación, no se olvida de dar de comer tanto a su pájaro como a su gato. Ya en el trabajo el gerente le comunica que el director le había encargado subirle el sueldo, pero que a la vez le había ordenado despedir al primero que llegara tarde, y resulta que es el mismo, paradoja ante la que no sabe qué decisión tomar. Inmediatamente, aparece en escena otra trabajadora, Clarck (la magnifica Jean Arthur), a la que comunica que despide, pero a ésta la idea no le afecta lo más mínimo. Clarck es precisamente la 'musa' de la fotografía de Jones, de la que éste esta secretamente enamorado. Ella es quién se percata, leyendo el periódico, de un detalle sorprendente: el rostro de uno de lo críminales más buscados es idéntico al del protagonista. Esto provocará las chanzas de los compañeros, y también el acercamiento curioso de ella, que le acompañará a comer, conversación en la que le revela que hay un 'pesado' compañero que le envía notas admirativas ( no sabe que es el mismo Jones) y que alguien le ha robado una foto (la que tiene Jones). En la conversación Jones lo que sí comparte con Clarck es el ansia por conocer paises exóticos. Precisamente, en ese omento otro comensal ve la foto del gangster en el periódico y piensa que es el protagonista, y llama a la policía (el reverso del sueño). Y ya está en marcha el equívoco y el conflicto de la trama.
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En breves pinceladas se ha descrito a los protagonistas y sus circunstancias, y los elementos de la trama que pondrán en marcha la narración, que se enriquecerá cuando el gangster tenga noticias de la carta que las autoridades, tras deshacerse el equívoco después de unas delirantes secuencias, le dan a Jones como salvoconducto de que no es el gangster, y éste decida aprovecharse de tal circunstancia. 'Pasaporte a la fama' es otra muestra de un agudo saber narrativo, en una de esas obras llamadas menores, dada la altura de otras obras de John Ford, pero que se degusta con ese vivificante placer que da la liberadora ligereza del ser, porque, al fin y al cabo, de un modo sutil, es la narración de una liberación, la de alguien que enfrentado a su reverso se libera de sus cadenas conformistas, y realiza su ilusión de viajar más allá de su pequeño e inercial mundo, y con una inconformista compañera.

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