miércoles, 31 de marzo de 2010

Margaret Sullavan, la magia de una mirada

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Margaret Sullavan fue actriz de breve carrera, poco más de una década, marcada por la fatalidad de una progresiva sordera, y con desenlace trágico por sobredosis de barbituricos. Quizá su popularidad sea escasa pero ha sido una de las presencias más cautivadoras que ha tenido la pantalla. Ya sólo tres extraordinarias obras son muestra manifiesta de su talento sin par tanto para la comedia o el drama: 'Tres camaradas' (1938),de Frank Borzage 'El bazar de las sorpresas' (1940) de Ernst Lubitsch, y 'Tormenta mortal' (1940) de Frank Borzage. Los últimos planos de la muerte de su personaje en la primera de las tres citadas puede entrar en una antología de los momentos más sublimes del cine. Además, protagonizó 'Parece que fue ayer' (1933), de John M Stahl, su primera película ( y ya protagonista), 'Una chica angelical' (1935), de William Wyler, su segundo marido ( con el que estuvo un año, aunque menos duró con el primero, Henry Fonda, dos meses; luego tendría dos maridos más), 'Paz en la guerra' (1935), '¿Y ahora qué?' (1934) y 'The shining hour' (1938), ambas de Frank Borzage, 'El ángel negro' (1938) de HC Potter, 'Así acaba nuestra noche' (1941), de John Cromwell, 'Su vida íntima' (1941), de Robert Stevenson y 'Cry havoc' (1943), de Rchard Thorpe, tras la que se retiraría de cine para centrarse en sus tres pequeños hijos ( además de su hartazgo: calificó a la Universal y Metro Goldwyn Mayer como cárceles). Retornaría en 1950 fugazmente con 'No sad songs for me', de Mary Scott, pero se centraría en el teatro hasta su muerte en 1960. Sullavan destacó por su fuerte temperamento e indómito carácter. Era la única persona que parecía desestabilizar y poner nervioso al poderoso productor Louis B Meyer, y consecuencia de una encendida discusión, porque ella se negaba a que se despidiera a un guionista por sus inclinaciones izquierdistas, el director Sam Wood ( de ideas más bien retrogradas) sufrió un infarto.

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