miércoles, 4 de diciembre de 2019
La tragedia de Louis Pasteur
Se puede extraer un singular paralelismo entre la trayectoria de la vida del químico Louis Pasteur con la de la producción de La tragedia de Louis Pasteur (The story of Louis Pasteur,1935), de William Dieterle. Del mismo modo que Pasteur abrió nuevos senderos en la medicina, en colisión con una obtusa tradición que no aceptaba cambios ni progreso ( ni la misma existencia de algo llamado microbio), encontrando vacunas contra el cólera o la rabia, y no cejando en concienciar sobra le necesidad de la esterilización y limpieza de los instrumentos y de las manos los médicos antes de operar, la obra de Dieterle nació bajo las reticencias de sus productores. Hal B Wallis rechazó el primer guión porque prefería que se centrara en un romance, pero Paul Muni, estrella de la Warner, tenía derecho bajo contrato a validar o no un guión, y lo dio por válido. El argumento y guión, firmado por Sheridan Gibney y Pierre Collings conseguiría respectivos oscars (como la interpretación de Muni), aunque parece que Collings sólo participó en los inicios de la escritura ya que sufrió una crisis. Edward Chodorov afirmó que la mayor parte del guión se debía a él, pero fue estigmatizado por Jack Warner por contrariarle. Jack Warner, en un restaurante, dijo '¿ Quién es ese Pasteur? ¿Un lechero?', e intento ratificar su desprecio a la pretensión de centrar una película en los avatares de un químico, preguntó a una enfermera si sabía quién era Pasteur. Contestó que lo ignoraba, pero Chodorov apostilló que bebía leche pasteurizada todos los días. Como además comentó a Muni sobre el argumentó, lo que determinó su apoyo, propició que fuera expulsado del Estudio y que no apareciera en los títulos de crédito.
Como no confiaba en su éxito dado que se apoyaba en una trama sin idilios románticos ni peripecias con convencional acción dramática, Warner decidió que su presupuesto fuera escaso (la quinta parte por ejemplo de 'El capitán Blood), y fue vendida a los exhibidores a un precio muy bajo. Su sorpresa fue mayúscula cuando una película con rigurosas aspiraciones intelectuales fue un éxito de taquilla, aparte de crítica, convirtiéndose, además, en el molde de los biopics, no sólo los que se produjeron en cadena durante los siguientes diez años, sino que su influencia alcanza hasta nuestros días. Por añadidura, significó el espaldarazo para la propia carrera de Dieterle, que ascendió a la categoría de directores estrella del Estudio. No sólo no hay un convencional idilio romántico. De hecho, el que se esboza, entre la hija de Pasteur y el joven médico ante todo sirve, primero, para que los otros médicos desvaloricen la defensa de éste sobre las ideas de Pasteur ya que está enamorado de su hija y, segundo, para crear un tenso conflicto cuando la hija va a dar a luz y Pasteur sólo encuentra a un doctor disponible, su acérrimo contrincante, Charbonett, para el que tiene que firmar una declaración en la que señale que sus investigaciones sobre la rabia no son fructíferas a cambio de que esterilice sus instrumentos y se lave sus manos antes de asistir al parto de su hija. Tampoco se usa un recurso expresivo habitual, no hay banda sonora, lo que redunda en la apreciación de una obra que rehuye cualquier énfasis dramático.
Las secuencias de apertura son toda una demostración de inteligencia, y de poner en situación, de modo impecable e ingenioso, sobre el principal nudo dramático: Un médico es llamado para asistir a una paciente; en su agitación vemos cómo caen sus forceps y los recoge del suelo sin limpiarlos: una sombra se insinúa en la ventana; dispara sobre él; el asesino clama ante la policía que ese médico había matado a sus esposa con sus manos sucias, y enseña una hoja de papel en la que Pasteur predica sobre la necesidad de que se hiervan los instrumentos ya que son los microbios los que causan las enfermedades e instrumentos. Otra elipsis: Unos médicos reunidos que claman por la nociva influencia de las ideas de Pasteur y sus fatales consecuencias. Nueva elipsis: El doctor Charbonet conversa con Napoleón III y la emperatriza Eugenia; Charbonett es despectivo sobre las ideas de Pasteur, y cuestiona la existencia de los microbios ('Un zoológico privado de bichillos invisibles'). Es la emperatriz la que se muestra menos inflexible, y la que indica que es necesario escucharle a Pasteur antes de condenarlarle o desacreditarle. Ya entonces es cuando nos será presentado Pasteur (Paul Muni), en su laboratorio, y recibiendo esa citación del emperador.
La obra se centrará en dos combates frente a la mentalidad retrograda e ignorante ( en una época en la que se sigue requiriendo a curanderos). Primero, con respecto a la vacuna contra el cólera o antrax. El pais se encuentra, además, en guerra con Prusia; curiosamente sólo hay una zona de Francia en la que el ganado no sufra esa enfermedad. Cuando se acercan a averiguar el porqué, se encuentran con qué se debe a Pasteur (irónia corrosiva es que Pasteur considere a los microbios el principal peligro de la humanidad, una forma de cuestionar la futilidad de los enfrentamientos de microbios nacionalistas). Proverbial es el modo de enlazar un combate con el siguiente. Tras que se haya constatado cómo sólo sobreviven las ovejas vacunadas por Pasteur en una demostración pública, el ataque de un perro rabioso impulsa a Pasteur a buscar una solución (un detalle que indica ante todo el talante de este hombre al que más que importarle fama u honores le importa la búsqueda de un conocimiento que proveerá, además, de beneficios para los otros). Tanto la labor de Pasteur como la misma película demuestran cómo la inteligencia y el afán de conocimiento, enfrentada a los moldes de una tradición, puede conllevar un beneficio, y mejora, para los demás: Las mejoras en la sanidad y medicina, y la certeza de que los espectadores pueden ser receptivos a un cine centrado en las ideas, servido eso sí, por una dramaturgia sutil y rigurosa que sabe equilibrar ideas y peripecia dramática con una admirable precisión.
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Una muy buena película!!
ResponderEliminarUna muy buena película!!
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