domingo, 8 de marzo de 2015

House of cards y el polvillo cósmico de recientes estrenos


Durante el último mes he visto muchas películas que se han estrenado, o que se van a estrenar, Selma, En tercera persona, Maps to the stars, Refugiado, El país de las maravillas, Aguas tranquilas o Calvary, y durante rodas estas semanas buscaba el incentivo para escribir algo. Ciertamente he priorizado revisar los textos del libro (que por fin he acabado: ya no distingo entre vocales y consonantes), pero también es cierto que no estoy en un momento que me apetezca mucho escribir sobre lo que no me ha generado particular entusiasmo, aunque hace un par de días escupí un par de líneas perplejas con la decepcionante 'Pasolini' de Abel Ferrara. Pensé en englobarlas en un texto que se titulara: Películas que cuentan con mi simpatía aunque las corroa el ácido del alien de la discreción, evocando la última frase que les dice Ash (Ian Holm) a los que aún quedan vivos tras decirles que lo tiene más que crudo para sobrevivir al alien, en 'Alien' (1979), de Ridley Scott. Pensaba buscar algún aspecto positivo al menos. Que hay películas que ayudan a documentarse, sirven, por ejemplo, para tomar constancia que sólo hace cincuenta años que los negros tiene derecho a voto en Estados Unidos, o sea ayer mismo, y nos creemos muy avanzados, como se refleja en la bienintencionada 'Selma' de Ada Duvernay, correcta, muy correcta, pero sin particular distinción que reseñar (más allá de ciertas interpretaciones o un par de secuencias que reflejan la brutal irrupción de la violencia). De otras se puede rescatar su premisa, su planteamiento, como 'En tercera persona', de Paul Haggis un escritor enfrentado a las criaturas de su imaginación, o cómo se vive más a través de las criaturas ficticias que en la realidad (o se sabe vivir mejor la ficción que la realidad), aunque también sirva la creación para mentirse y así justificarse (pero parece más una obra de laboratorio, unas formulas con poca chispa, sobre todo las subtramas de las creaciones de la imaginación). Y desgraciadamente acaba pareciéndose a la igual de bienintencionada pero esquemática 'Crash' que a la muy sugerente 'En el valle de Ellah' En el otro extremo, se agradece la mala uva de Cronenberg en su retrato, en 'Maps to the stars', de un mundo preocupado de las apariencias y de sus vanidades que quiere desentrañarse en su fealdad y miseria, pero su estilo resulta tan feo y desmañado que cortocircuita el intento. De 'aguas tranquilas, de Naomi Kawase se agradece que busque otras derivas narrativas si no fuera porque se extravía y anega en la nada, lejos de los logros de las previas 'Shara' o 'El bosque del luto'. De 'Calvary', de John Michael MacDonagh, se puede rescatar al gran Brendan Gleeson, pero se fuerza demasiado la maquinaria nihilista de esto es un calvario y tiene que ir todo mal, y la naturalidad se va desintegrando progresivamente. 'Refugiado', de Diego Lerman, es otra vuelta de tuerca sobre el maltrato que tampoco logra elevar el vuelo. Hay pasajes en los que logra con efectividad reflejar la opresiva desesperación de quien intenta liberarse de maltratador, y se agradece el detalle de que nunca se le vea a él el rostro pero tampoco consigue desmarcarse de lo ya visto en otras obras. Por contraste, hace recordar la singular aproximación de 'La por (El miedo), de Jordi Cadena que hacía cuerpo de un malestar, la permanente sensación de amenaza que sentían la madre y dos hijos que no sabían en qué momento podía explotar el padre, un planteamiento más esquinado, pero efectivo en la emponzoñada atmósfera que conseguía. De 'El país de las maravillas', de Alice Rohrwacher, se podría hablar de cómo las convencionalidad se pueden disfrazar o disimular en un estilo que parece salirse de los patrones ortodoxos. O envolver la nada con un bonito envoltorio. En suma, no es que me parezcan carentes de interés, y no sé si las calificaría de malas películas, pero, francamente, cuando se ve la tercera temporada de 'House of cards' sí quedan en evidencia en su condición de irrelevante polvillo cósmico. Por eso, sí que me extenderé en El cine de Solaris sobre esta nueva extraordinaria temporada.

2 comentarios:

  1. Hola Solaris, permítame una sugerencia: si busca un incentivo para escribir algo, le sugiero vea la primera temporada de la serie danesa Bron/Broen.La creatividad escasea en estos tiempos de deleznable mediocridad. Es largo el tiempo el que llevamos impregnados de partículas de polvillo cósmico.

    Un saludo.


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    1. Pues casualidades de la vida, o singulares sintonías, es la próxima serie que tenía pensado ver.
      Un abrazo.

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