martes, 12 de agosto de 2014
Espejos y reflejos en el cine de Anthony Mann
No sólo de Sirk viven los espejos...
'Las furias' (1950), 'Side street' (1950), 'La brigada suicida' (1947), 'Orden: Caza sin cuartel' (1948), 'La puerta del diablo' (1951), 'El reinado del terror' (1949), 'El gran Flamarion' (1945) y 'Raw deal' (1948)
Reflejos de lo que no se puede ser. Hay umbrales que no se pueden cruzar. Hay espejos que niegan, que no facilitan la contraseña, que te rechazan. Eres indio, no eres blanco, estás fuera. Reflejos de una escisión, de un dilema, de la desgarradura entre aceras de la vida que no parecen poder conciliarse. Dilemas que desgarran porque no puedes disponer de quien deseas del modo que deseas sino de un modo que sólo causará daño, y el tiempo corre como un filo en ti porque una decisión debe ser tomada ya, debes elegir la integridad del modo o la consecución del deseo. Reflejos de ensimismamientos, de enajenaciones, la realidad se funda en tu reflejo, en la realidad que deseas domar con tu mente o tu mano, la mano que ejecuta a los que son contrarios a tu voluntad. Reflejos de lo que no soportas que se haga realidad, de la pantalla que deseas rasgar para que sea sólo una pasajera ilusión que se convirtió en perturbación de tu deseo, ella no puede reinar ahora en la pantalla de tu realidad, no puede usurpar tu posición en el trono especular con tu padre. Y las furias hablan siempre con filo.
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