miércoles, 20 de agosto de 2014
Despedidas en una estación, sueños efímeros y cartas de amor
Dos despedidas en una estación. Una ilusión fugaz, unas escasas semanas de permiso, una noche en el tren de la ilusión. Efimeramente, los sueños se realizan. Ya no se volverán a ver. La cruz anuncia una muerte, no hay tiempo para los gestos generosos ni para entregas de amor, la crueldad y el resentimiento desnudan su condición de meros reflejos. En el frente de la realidad, hasta los cadáveres lloran. El último plano (uno de los más desgarradoramente bellos que ha dado el cine) es el del reflejo en el agua de su hombre amado, intentando, desesperada e infructuosamente, recuperar la carta de su amada. Eso es lo que fue, un reflejo, una ilusión, una anomalía, a la que se permitió dotar de cuerpo durante unas escasas semanas. La verjas, en el otro caso, no sólo anuncian, sino que directamente reflejan la relación, una distancia, una prisión, un cautiverio, entre la mujer que ama y su proyección. su pantalla, el cuerpo al que ha dotado de la música de la ilusión, ese hombre del que siempre había estado separada, distanciada, un músico que no sabe ver, para quien ella nunca ha sido nadie ni nada en su vida, una amante durante una sola noche. Para ella es todo, pero no es sino un reflejo de su ansia de amar, su prisión y cautiverio, como aquel tren de una atracción de feria en el que sólo los fondos de decorado se movían. Ese es el único pasaje que compartirá con él, una ilusión sin movimiento real. No hay música en la mirada de aquel hombre que no es sino un espectro. Un hombre en permanente estado en fuga de la vida. No morirá físicamente,pero sí en sus entrañas, un hombre que sólo transita las superficies donde los rostros se confunden.No la reconocerá cuando de nuevo coincidan. No la vuelve a ver aunque la tenga delante. No fue nada. Ni siquiera un reflejo. Una carta le conducirá a la muerte, la carta de aquella mujer que le revela cómo ha consagrado su vida a la ilusión de amarle. una carta que le ha despertado, que le ha revelado como un fantasma en vida. Sólo la muerte podrá recuperar al hombre vivo que pudo ser.
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