martes, 8 de julio de 2014
Para todos los gustos
Sobre un escenario, lo que supone más esfuerzo, lo que resulta más problemático, para interpretar un papel, no es conseguir memorizar todas tus líneas sino los trastornos que te depara la dependencia de los otros. Si fallan en sus réplicas, si no son las esperadas, se desestabiliza tu propia actuación. Y la representación se resiente, resulta insuficiente, como nexos seccionados. En el escenario de la vida se da parecida dependencia. Las conexiones se cortocircuitan, se deterioran, por desgaste, o no se consolidan si las réplicas no son las que se esperan. A veces se aceptan, con resignación, relaciones asumiendo ciertas disonancias. Quizá no soportes cómo decora el hogar tu pareja, pero se acepta que hay que hacer concesiones. O quizá sea reflejo de que algo resulta insuficiente, ya de partida, en la relación. Es otra de las variantes de la adaptación, ya sea para sentirte parte de un grupo, o para atraer y afianzar el interés de quien te atrae. En cambio, en otras ocasiones, en otros escenarios, hay disonancias que no logran encajarse, que no se aceptan, quizá por ser demasiado intransigente, o porque no se encuentra el punto de equilibrio en la conexión. Puede ser por principios la discrepancia, pero sea la razón que sea, cuando divergen los gustos o estableces un consenso o cambias de escenario. También, por otro lado, puede resultar dificultoso aplicar con la misma flexibilidad las mismas reglas de conducta al otro que a uno mismo. Con uno se puede ser más permisivo, resulta más fácil encontrar atenuantes o justificaciones. En cambio, en consideramos una infracción de contrato si la réplica no actúa como estaba preestablecido, o simplemente como esperamos (como se espera que el mundo nos complazca).
Esas variantes de escenarios se contemplan en 'Para todos los gustos' (Le gout des autres, 2000), opera prima de Agnes Jaoui, quien colabora de nuevo en el guión con Jean Pierre Bacri, tras crear conjuntamente los de 'Cuisine et dependances' (1993), de Philippe Muyl, 'Smoking/No smoking'(1993) y, 'On connait la chanson' (1997), ambas de Alain Resnais, o 'Como en las mejores familias' (1996), de Cedric Klapish (y posteriormente, en las tres siguientes obras dirigidas por Jaoui, 'Como la imagen', 2004, 'Háblame de la lluvia', 2008 y ' Un cuento francés', 2013).Quizá resulta impreciso el título español. 'El gusto de los otros' es la traducción del título original: enfoca en la cuestión condicionante. Nuestra actuación en la realidad depende de la voluntad o del gusto de los otros. La función o representación puede fluir más armoniosamente, ir a trancas y barrancas, o estancarse, o frustrarse, según el ajuste y evolución de las réplicas. También los colectivos cierran banda en unas señas identitarias, lo que implica el rechazo, de un modo u otro, sobre quien no las comparta (el escenario de lo real se dramatiza, y por tanto distorsiona, con las rivalidades y los estigmas).
El empresario Castella (Jean Pierre Bacri) se queda fascinado con la actriz Clara (Anne Alvaro), por lo que hace todo lo posible para atraer su atención, para complacerla. Lo significativo es que se siente atraído por ella cuando la ve actuar en una representación teatral, aunque ya la hubiera conocido previamente, sin que le causara gran impacto, cuando la entrevistó como aspirante a profesora particular de inglés. Quizá porque el escenario propio, el cotidiano, carece de toda singularidad. Un decorado rosa diseñado por su esposa, en una relación plácida, mullida, sin entusiasmos ni febrilidades, sin sensación de acontecimiento (los cuales siempre están lejos, en el otro lado de la pantalla, en los rocambolescos argumentos de las series que ven juntos). Tras quedarse cautivado con una figura escénica decide contratarla como profesora de inglés, se rasurará el bigote porque la escucha decir que no le gustan, o alternará con sus amistades, pertenecientes al ambiente artístico, el del teatro o las exposiciones pictóricas, en donde será contemplado como un cuerpo extraño, por supuesto vulgar, y por tanto objeto de irrisión o incluso desprecio. También, irónicamente, Clara sí empezará a sentir interés por él al advertir que su reacción, es decir, su réplica, no es la prevista. No hay alharacas de despechado, no hay expresiones de agravíos, ni aspavientos de orgullo herido que no acepta una negativa, no hay vulgaridad en su reacción, ni dramatización alguna, sino una serena templanza. Como le contesta, ya había entendido, y por tanto encajado, desde el primero momento, que ella le había rechazado. Castella no es como esperaba, no era cómo le había prejuzgado de acuerdo a la imagen que se había hecho de él, y ahora le mira de otro modo, y le descubre, y las réplicas parecen que sí pueden fluir.
No ocurre en cambio lo mismo a Bruno (Alain Chabat), el chofer de Castella, ni con su pasado ni con su presente. El reencuentro con Manie (Agnes Jaoui), con quien no se acordaba de haber tenido una pasajera relación de una noche, no resulta satisfactorio (ahora será ella la que prefiera olvidarle), ni tampoco su relación en la distancia (establece relaciones sexuales, pero espera que ella no lo haga), que no se consolida, porque ella establece otro escenario en la distancia. Tampoco la relación entre Manie y Franck (Gerard Lanvin), el guardaespaldas de Castella, alguien que ha mantenido muchos relaciones sexuales con muchas mujeres pero que consideran que están destinadas al fracaso si se pretende consolidar en el tiempo, como convivencia. No considera que los consensos sean factibles. Por eso, no acepta que Manie suministre marihuana. Será alguien que siempre guarde las espaldas de otros, la mirada suspicaz que piensa que puede aparecer la agresión en cualquier gesto o en cualquier esquina, del mismo modo que piensa que el escenario del amor ya está averiado desde su inicio, y que en cualquier instante se deteriorará inevitablemente y aparecerá la más mínima mácula. Más allá de los cuerpos, sólo escucha el defectuoso chirrido de los engranajes. Hay miradas rígidas y hay miradas flexibles. Hay gustos y voluntades que saben modificarse, y gustos y voluntades que se obcecan y empotran.
En varios pasajes se escuchan pasajes de este hermoso tema de Pat Metheny group, 'Au lait', perteneciente a su magnífico álbum 'Offramp'
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