Ulu Grosbard y Jennifer Jason Leigh durante el rodaje de 'Georgia' (1995), en la que tiene lugar uno de esos milagros que rara vez se dan en la pantalla, en unas páginas, en un escenario, en un cuadro. Son ocho minutos y medio que raptan las entrañas, que las zarandean, que las sacuden, y arrancan sus lágrimas. La voz de Sadie se desgañita, se desgarra, sangra, mientras canta 'Take me back' de Van Morrison. La pantalla se incendia, lo obsceno se conjuga con lo sublime. La pantalla se empapa de entrañas desnudas, rocía de gasolina la corrección y la compostura, quiebra la vitrina de lo pulcro y lo esterilizado. La carne estalla y se hace celuloide.
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