martes, 4 de febrero de 2014
Man of steel o la cicatriz del superhéroe para la Zona cero
'Man of steel' (2013), de Zack Snyder puede ser olvidable por muchas razones, como ya lo eran '300' o 'Sucker punch', pero llama la atención por un par de aspectos. De entrada, por conseguir que lo trepidante y lo tedioso sean sinónimos (aunque Michael Bay sea duro de roer para ser destronado). Pero, sobre todo, al hilo del texto que escribí hace unos días 'Las letrinas y pantallas del rearme patrio' resalta el detalle de ese enfrentamiento final entre el héroe y el villano ( o amenaza del planeta Tierra, aunque focalizada exclusivamente en territorio estadounidense) en Nueva York, el cual, significativamente, comienza en una especie de 'Zona cero' y se extiende cual reguero de destrucción entre los edificios y las calles de la ciudad, ofreciendo un variado repertorio de rascacielos o elevadas construcciones derrumbándose. Los ecos son manifiestos. Aún hay que realizar trabajo de cicatrización a la par que de conveniente maquillaje: anular las fisuras abiertas por las voces cuestionadoras dentro de la sociedad y la industria de sus trapos sucios y responsabilidades taimadas). A este respecto su contrario es la notable 'Star trek: In darkness' de JJ Abrams, cuya alegoría alude a las responsabilidades dentro del poder político y militar estadounidense en la creación de enemigos convenientes, que en cierto momento pueden volverse contra el creador. Además, el villano en cuestión, Zod (Michael Shannon) pretende anular a la Tierra 'inoculando' enérgeticamente la sustancia o espíritu del planeta del que es originario (y que se destruyó). Pérdida de identidad (cual ladrones de cuerpos en formas de vaina bajo la cama). Asaltan la Casa Blanca, pretenden atentar contra Wall Street, y anular y suplantar el 'espíritu americano'. En las obras de Brannagh, Berg o Fuqua se hace apología del rearme patrío de modo más directo y ramplón. La alegoría y los superhéroes también son invocados como ejemplo y guía, y aunque sea puesta en duda su condición (tiene que pasar su calvario; obviamente no faltan sus asociaciones crísticas), acabará integrándose. En el último plano se le da la bienvenida al planeta (el periódico, pero su implicación es clara). Ahora la voz no sólo no será anulada sino que se se propagará a través de los medios de comunicación, para seguir anulando y suplantando las voces a lo largo y ancho de todo el planeta (como bien vienen haciendo desde hace tiempo; pero nunca está de más realizar rearmes o 'actualizaciones de sistema ideológico enajenante').
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