miércoles, 12 de febrero de 2014
Gabriel Axel, en la muerte de un danés epicureo
La muerte ayer de Gabriel Axel a los 95 años también es oportuna para recordarnos que no todos los daneses son tan tortuosos como Lars Von Trier. Pero sobre todo, evocando su obra más célebre, 'El festín de Babette', antimateria vitalista de los ensimismamientos emponzoñados de Von Trier, que no haya nada más saludable que manifestar lo que se siente, y compartirlo, y vivir a flor de piel los sentidos y los sentimientos, sin subordinarlos ni desperdiciarlos por estériles abstracciones que nutren las conveniencias y el valor de imagen, las pustulas de los orgullos y los miedos. 'El festín de Babette' es un canto de vida que mira además sin amargura a las oportunidades desaprovechadas, como se refleja en las dos hermanas, e ironiza sobre la bilis acumulada en las relaciones con el paso de los años. Y, por añadidira, nos recuerda que pocos placeres hay como el buen comer. Y, si, además tiene más vibración e ingenio que la más celebrada 'Dublineses', de John Huston, también realizada en aquellos años.
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