lunes, 26 de agosto de 2013

Shetland

 photo OIR_resizeraspx2_zps5117ae22.jpg La relevancia del pasado en la intriga, y entraña, de la mini serie, de dos capítulos de una hora, 'Shetland' (2013), adaptación de una novela de Ann Cleeves, me evocaba las novelas del islandés Arnaldur Indridason, 'Las marismas', 'La mujer de verde' o 'Invierno ártico'. Desde las islas que componen el archipiélago Shetland, al nordeste de Escocia, se puede ver Islandia. Hasta el siglo XV no pertenecieron a Escocia (no formó parte de Gran Betraña hasta 1707), aún manifiesta las huellas de un vinculo pretérito con la cultura escandinava, en particular Noruega, en celebraciones como la fiesta del fuego Up Helly Aa (que acaece, precisa y significativamente, en el desenlace), festividad en la que los hombres recorren las calles con atuendo vikingo y que culmina con el tradicional funeral con quema de barco. Significativo por la relevancia del pasado en varios aspectos.  photo OIR_resizeraspx3_zps0f99fdda.jpg En primer lugar, parece una una comunidad que pertenece a otro tiempo, o quizás otra dimensión, un reducto apartado que parece inmune, cual Brigadoon, casi ajeno a esta sociedad hipertecnificada, en la que no se encuentran tiendas de Zara ni MacDonalds, como si puedes encontrar dificultades para conectarse, con la deseable velocidad, a Internet, carencias de las que se queja la adolescente hijastra del protagonista, el detective Jimmy Perez (Douglas Henshall), que acaba de retornar a su tierra natal. Esa escisión de mundos, de un mundo que dejas atrás y otro al que tienes que adaptarte o al que retornas, encuentra otro reflejo en las dos figuras paternas, ya que Jimmy no es el padre biológico; una de las razones de la vuelta, tras enviudar, es que la hija esté cerca de su padre biológico, con el que no ha tenido relación alguna. Decisión que también define al personaje, alguien con talante conciliador, no en conflicto consigo mismo, o preso de tortuosidades, y marca, también, el tono distendido, casi de susurro narrativo, de la narración, como si se acompasara tanto al personaje como al paisaje.  photo OIR_resizeraspx5_zpscd082574.jpg El crimen de una anciana lugareña ya se intuye que tendrá que ver con hechos del pasado, cuando en la secuencia inicial, antes de ser asesinada, veamos que mira unas fotografías antiguas. Junto a su aislado cottage iniciaron hace poco unas excavaciones arqueológicas en las que han encontrado objetos del siglo XV, pero también un cráneo aún por concretar a qué tiempo pertenece, cuyo descubrimiento parece que afectó a la fallecida. Las fotografías abren compuertas del pasado, al de la segunda guerra mundial cuando los pesqueros realizaban viajes de salvamento de noruegos que huían de los nazis. Desde aquellas décadas se mantiene una rivalidad entre dos familias vecinas, a las que no sólo separa su nivel económico. En el presente y en el pasado se enmarañan conflictos sentimentales, celos y rivalidades que no varían aunque pasen décadas, siglos, aunque sean otros rostros. Hay quienes viven enquistados en el pasado, como si el presente fuera una losa en la que se ocultan. Como hay quienes indagan en el pasado, pero son incapaces de conjugar armoniosamente su presente. 'Shetland' dirigida por Peter Hoer se revela como una sugerente obra en el que las inmensidades de un paisaje que parece de otro mundo se convierten en otro personaje, una hermosa inmensidad que casi se convierte en protagonista, y que evidencia las distancias entre los personajes aunque vivan juntos, como las dificultades de conciliar las convivencias. Pequeñas islas que no logran formar un archipiélago porque siempre habrá algo que les separe. Aún siguen siendo aquellos vikingos que quemaban sus naves siglos atrás.

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