martes, 13 de agosto de 2013

Rectify

 photo OIR_resizeraspx_zpsa24e12f1.jpg Daniel Holden (Aden Young) es un Ulises que vuelve a su hogar después de 19 años, aunque su viaje ha sido más bien inmóvil, en una celda del corredor de la muerte donde ha permanecido pendiente de que le ajusticien, mientras veía como sus compañeros de corredor, a los que únicamente podía ver su rostro en el momento en el que eran conducidos a la muerte, iban desapareciendo. Como el profeta, Daniel ha sobrevivido una jaula de leones, una mandíbula que quería apresarle, destrozarle. El nombre de Daniel significa 'Dios es mi juez'. ¿Realizó aquello de lo que le acusan? Daniel ahora sale de la prisión porque quizá las pruebas no eran tan sólidas y claras, por lo que refleja un análisis de esperma, por lo que es liberado aunque siga pendiente el juicio sobre su inocencia o culpabilidad en el asesinato de quien era su novia cuando tenía diecinueve años. Sale a un mundo donde hay quienes le apoyan, su familia, en especial su combativa hermana menor, Amantha (Abigail Spencer), quien tenía doce años cuando le encarcelaron. Y hay quienes le miran como una amenaza, como un estigma, como una purulencia. Hay quien le mira como si tantos años en la cárcel le pudieran haberle dejado trastornado, incapacitado para desenvolverse e el mundo, como si hubiera vivido en otra atmósfera, que le hubiera causado una avería irreparable en su mente. A veces le miran como si no supieran cómo podría reaccionar en el próximo suspenso.  photo OIR_resizeraspx5_zps684f8009.jpg  photo OIR_resizeraspx2_zpsfe78f737.jpg Daniel sale de la cárcel como quien despertara de un sueño, entumecido, como un resucitado que recupera la noción de su cuerpo, y hasta de su mente, o quizá como si un extraterrestre hubiera tomado dominio de su cuerpo y se desplazara por el mundo intentando habituarse a su envoltura carnal, y contemplando ese mundo como un fenómenos asombroso al que además tiene que adaptarse. Su expresión parece la del pasmo, sus gestos, y sus palabras, parecen quedarse en suspenso, su cuerpo se manifiesta como ralentizado. En el segundo episodio de esta magnífica serie de seis episodios, 'Rectify' (2013), creada por Ray McKinnon, su cuerpo comienza a manifestarse. Se masturba con febrilidad, como si lo hubiera recobrado. A través de la puerta lo escucha Amantha,quien forcejea con una relación que no acaba de consolidarse, sobre todo porque es el abogado de Daniel, Jon (Luke Kirby), y tienen que considerar las apariencias, la conveniencia, o más bien, las mezquinas mentes ajenas, por el hecho de ser cliente y abogado. También hay reclusiones o prisiones mentales fuera.  photo OIR_resizeraspx3_zpse98c2eea.jpg En el extraordinario tercer episodio, dirigido por Nicole Kassell (directora de la estupenda 'El leñador' y del mejor episodio de la primera temporada de 'The killing'), cuando la serie ya definitivamente define su singular personalidad, Holden se levanta una mañana y toma consciencia de que en cierto modo tiene aún diecinueve años, que dejó suspendida entonces su vida (que ha sido sustraída desde entonces). Durante todo un día se enclaustra en otro tipo de celda, la celda intima que se traslada en el tiempo al pasado, y se dedica a recuperar a aquel chico, la música que escuchaba, sus juegos. Mientras, en paralelo, su hermana también se traslada, junto a Jon, a su pasado, a su perspectiva de niña de doce años que no lograba comprender lo que sucedía. En el espléndido cuarto episodio Holden recorre un gran supermercado como si contemplara un universo paralelo. El mundo ha sufrido sus modificaciones y transformaciones desde entonces, y hay objetos, ya establecidos en la rutina, en el paisaje, que para él son apariciones extraordinarias. Es por otro lado, como si no hubiera perdido la mirada del niño que descubre por primera vez el mundo, como cuando contempla el muñeco hinchado danzante que anuncia el negocio de su familia. Quizá así se siente, zarandeado por un viento interior que le supera.  photo OIR_resizeraspx4_zpscf2d1213.jpg  photo OIR_resizeraspx6_zpsa6682a5d.jpg Al mismo tiempo busca una purificación, una forma de sentirse liberado, limpio, como si se hubiera acumulado sobre él las costras de la pesadumbre, de la culpabilidad (aunque se mantenga durante toda esta temporada la incógnita sobre si mató o no a aquella chica).Pero la fe, a través de la comunidad cristiana de Tawney (Adelaide Clemenos) que le invita a bautizarse, se confunde con el deseo que le suscita alguien que parece preocuparse de verdad por él (su cuerpo parece que grita por un abrazo). Busca algo en lo que encontrar un apoyo, una sensación de arraigo, de hogar, de sentido, más allá de la calidez o apoyo que sienta en su familia, porque la intemperie le domina en su interior, como un lamento insondable, como si fuera cautivo de una prisión invisible de la que no encuentra la liberación. En el quinto episodio la extrañeza se acrecienta. Se conjuga la visión desconfiada de su hermanastro Ted (Clayne Crawford), aquel en su entorno que más duda de él, con las propias dudas de Daniel sobre sí mismo. Hay momentos en que no sabe lo que es real o no. A alguien le pregunta ¿Eres real?. Acongoja su desvalimiento, como si fuera un niño en cuerpo de hombre que aún no se ha acostumbrado a sí mismo, al mundo, a una realidad en la que todos los pasos parecen inciertos, donde la amenaza puede irrumpir en cualquier instante brotando de alguno de aquellos gestos hoscos que le contemplan con recelo. ¿Quién rectifica? Holden intenta nacer de nuevo y desprenderse de una sombra que le abruma. Pero la realidad, como los guardianes de su celda, sólo grita 'todo despejado' porque se ha 'purgado' al molesto cuerpo extraño. Hay otras prisiones de las que resulta más difícil liberarse. Gracias a Silveria por la recomendación :)

1 comentario:

  1. Hola Alex:
    Magnífico reportaje como siempre. Gracias a tí por tener en cuenta mi recomendación:).

    Un abrazo,
    Silveria

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