lunes, 29 de julio de 2013
Christopher Walken, actor o mueble infantil, payaso y domador de leones
Christopher Walken, un payaso de doce años (fotografiado por Al Barry) que, adolescente, sería domador de leones en un circo. Realmente se llama Ronald, nombre que se le puso en homenaje a Ronald Colman. Hijo de alemán y escocesa, los anhelos de estrellato de su madre convirtió a sus tres hijos en actores infantiles. Walken reconoce que creció escuchando un inglés chapurreado, por eso considera que el ingles es más bien su segunda lengua. Se crió en un ambiente en donde todos los niños de su edad tenían padres que provenían de otro país (Rusia, Italia...) y hablaban en casa su propia lengua. Su propio padre hablaba en alemán en la panadería que regentaba, y su madre nunca perdió su acento escocés. Estaba rodeado de personas que habían encontrado la vocación pronto: su padre tenía ocho hermanos: Tres eran sacerdotes, tres monjas, y dos, como él, panaderos. Empezó a actuar con cinco años en programas de televisión en vivo (un gran aprendizaje ya que al ser en directo no podían corregirse), aunque más que como actores, él y sus hermanos eran utilizados como parte del mobiliario. En su carrera ha interpretado muchos personajes perturbados, pero siempre con adecuada distancia. La mayor parte de los villanos que ha interpretados son inocuos, pero una de las excepciones fue Roberto, su personaje en 'El placer de los extraños' (1990), de Paul Schrader. 'Ese tío me atrapó. No podría decir por qué pero lo hizo. No lo quería tener alrededor, y por un tiempo, tras que ya hubiera terminado el rodaje, no me lo podía quitar de encima'.
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