jueves, 14 de marzo de 2013

Jeffrey Hunter, vehemente e íntegro


 Jeffrey Hunter pudo no haber sido quien interpretara a su memorable personaje, Martin, en Centauros del desierto (1956), el vehemente e íntegro contrapunto a la sombría obsesión del Ethan de John Wayne, si la Disney no hubiera impedido que fuera contratado Fess Parker (popular entonces como Daniel Boone), quien ese mismo año interpretó con Hunter Héroes de hierro (1956), de Francis D Lyons. El azar fue generoso, porque Hunter era notoriamente superior como interprete a Parker. Hunter repetiría con Ford en El último hurra (1958) y El sargento negro (1960), de nuevo en personajes íntegros, aunque no carente de sombras (sobre todo, en la segunda). Ford fue quien recomendó a Nicholas Ray que lo considerara como protagonista de Rey de reyes (1963), en la que estuvo excelente, aunque algunos les pareciera una versión trivializada (I was a teenage Christ). Con Ray ya había trabajado previamente en la irregular La verdadera historia de Jesse James (1957), interpretando a Frank James. Había debutado con un pequeño papel en la excelente Catorce horas (1951), de Henry Hathaway, Con Phil Karlson estuvo estupendo en dos interesantes obras, Del infierno a la eternidad (1960) y Cuando el hampa dicta su ley (1960). También trabajó con Jean Negulesco en Un grito en el pantano (1952) o Martin Ritt en Más fuerte que la vida (1957). Durante el rodaje de ¡Viva América! (1969), de Javier Seto, sufrió laceraciones por una explosión en un set, pero ya en el avión, de vuelta, sintió que se le paralizaba el brazo derecho y que perdía el habla. Se le diagnosticó que había sufrido una hemorragia cerebral. Se recuperó, pero durante las siguientes semanas siguió sufriendo fuertes jaquecas. Durante el rodaje de A band of brothers (1969), sufrió otra hemorragia cerebral, lo que provocó que cayera y se fracturara el cráneo. Falleció en el quirófano sin recuperar el conocimiento.

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