lunes, 11 de febrero de 2013
Otto Kruger, la distinción de la clarividencia o de la perfidia
Otto Kruger transmitía refinamiento o distinción. Podia representar la clarividencia y la sabiduría vital, como su pintor en 'Obsesión' (1954), de Douglas Sirk, o la perfidia bajo unas elegantes maneras como sus villanos en la estupenda 'Sabotaje' (1942), de Alfred Hitchcock, 'Historia de un detective' (1944), de Edward Dmytryk o '711 Ocean Drive' (1950), de Joseph M Newman. Fue científico o doctor en relación con ciertas criaturas 'sobrenaturales' como en 'La hija de Dracula' (1936), de Lambert Hillyer, o 'El coloso de Nueva York' (1958), de Eugene Lourie, u osciilando entre el talante pionero y el burocratizado, en la excepcional 'La bala mágica del Dr Ehrlich' (1940), de William Dieterle. O el doctor Livesey, amigo de Jim, en 'La isla del tesoro' (1934), de Victor Fleming. Abogado en la estupenda 'Ellos no olvidarán' (1937), de Mervyn LeRoy, o juez en la discreta 'Solo ante el peligro' (1952), de Fred Zinnemann. Coronel de la Gestapo en 'Hitler's Children' (1943), de Edward Dmytryk, y representante del Ferrocaril que se enfrena al cacique que encarna Lionel Barrymore en 'Duelo al sol' (1946), de King Vidor.
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