lunes, 7 de enero de 2013

Charles Gemora, el rey de los hombres gorila, el creador del marciano de La guerra de los mundos


 Charles Gemora, que maquilla a Sam Jaffe durante el rodaje de Gunga Din (1939), de George Stevens, fue conocido como el Rey de los hombres gorilas, por las incontables ocasiones en que actuó bajo el disfraz de gorila (cuya gestualidad había estudiado en el zoo de San Diego), desde 1927 en La mujer del leopardo (1928), de Rupert Julian a Martes de carnaval (1958), de Edmund Goulding. También diseñó en ocasiones la caracterización del gorila, como en La venus rubia (1932), de Josef Von Sternberg o en El signo de la cruz (1932), de Cecil B De Mille. Gemora llegó a Estados Unidos como polizón en un barco que provenía de Filipinas, donde había nacido. Comenzó a realizar retratos en la entrada del Estudio Universal, donde se fijarían en él, contratándole. Caracterizado como gorila aparecería, además, entre otras, en El trío fantástico (1930), de Jack Conway, El doble asesinato en la calle Morgue (1932), de Robert Florey, La isla de las almas perdidas (1932), de Erle C Kenton, Una tarde en el circo (1939), de Edward Buzzell, Las minas del rey Salmonete (1949), de Charles Barton. La hechicera blanca (1952), de Henry Hathaway o El fantasma de la calle Morgue (1954), de Roy Del Ruth, en la que ya no podía actuar en las escenas de acción. También apareció caracterizado como marciano en La guerra de los mundos (1953), de Byron Haskin, para la que también diseñó la criatura (durante una noche, junto a su hija Diane, cuando se rechazó a última hora el diseño previo), o de extraterrestre en Me casé con un monstruo del espacio (1959), de Gene Fowler jr. Intervino también en el diseño y caracterización de la criatura de El coloso de Nueva York (1958), de Eugene Lourie. En cuanto maquillador, intervino en innumerables obras, desde 1935, en El sueño de una noche de verano (1935), de William Dieterle a Jack, the giant killer (1962), de Nathan Juran, durante cuyo rodaje falleció. Colaboró, entre otras, en Corsarios de Florida (1938), de Cecil B DeMille, Las uvas de la ira (1940), de John Ford, Si no amaneciera (1941), de Mitchell Leisen, Una gran señora (1942), de William Wellman, Perdición (1944), de Billy Wilder, La pirata y la dama (1944), de Mitchell Leisen, Los inconquistables (1947), de Cecil B DeMille, Union station (1950), de Rudolph Mate, Cuando ruge la marabunta (1954), de Byron Haskin, Más dura será la caida (1956), de Mark Robson, Los diez mandamientos (1957), de Cecil B DeMille, Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder o El rostro impenetrable (1961), de Marlon Brando.

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