martes, 18 de diciembre de 2012

Walter Slezak, el hombre siniestro que fue ideal de amor

 Walter Slezak es sobre todo recordado por el memorable personaje del capitán del submarino alemán en la esplendida Náufragos (1943), de Alfred Hitchcock. El actor austríaco empezó a rodar en Hollywood en 1942, en la piel de otro fascinante villano (nazi), en la magnífica Hubo una luna de miel, de Leo McCarey. Como también lo sería el de Perseguido (1943), aunque más ajado en su caracterización, o en la notable Venganza (1945), de Edward Dmytryk. Más habituado a asociarle con villanos, y con su corpulencia característica, resultaría sorprendente descubrir que era el objeto de deseo del pintor protagonista de la sublime Michael (1924), de Carl Dreyer, interpretando al personaje del título. Estaba particularmente magnífico, como avieso detective privado, en un muy sugerente y turbio film noir, Nacido para matar (1947), de Robert Wise. También intervino en Esta tierra es mía (1943), de Jean Renoir, Los piratas del mar Caribe (The spanish main, 1945), de Frank Borzage, El pirata (1948), de Vincente Minelli, Murmullos en la ciudad (1951), de Joseph L Mankiewicz, La hechicera blanca (1953), de Henry Hathaway, o El maravilloso mundo de los Hermanos Grimm (1962), de Henry Levin y George Pal.

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