lunes, 10 de diciembre de 2012
Primeros Apuntes sobre De óxido y hueso- (Alexandre Desplat)
Hay películas con las que resucitas, como con 'De óxido y hueso' (2012), de Jacques Audiard. De lo más hermoso que ha parido el celuloide este año, sino lo más. Y digo parir, porque esta película tiene cuerpo. Cuerpo que habla de fracturas,
fracturas que hablan de emociones, emociones que hablan de cuerpos que se golpean, dañan, agreden, mutilan, acarician, palpan, abrazan, cuidan, salvan. Emociones que son mordiscos, a veces en formas de silencios, o de miradas que huyen, o superficies de hielo que se resquebrajan cuando menos lo esperas, a veces para recordarte que es necesario fracturar las palabras para dejar brotar lo que sientes, en vez de seguir huyendo entre superficies, sin sumergirte donde duele, donde te mutilan las piernas o lo que amas peligra porque puede ahogarse, a no ser que quiebres con tu amor el hielo o mires sus piernas ausentes, mordidas, mutiladas, como las que faltan en tu propia mirada, porque con ellas tus emociones han aprendido a andar. En el principio era la emoción, y el cuerpo, y la mirada que se desnuda y desnuda.
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