viernes, 21 de diciembre de 2012
Otras pantallas: El fin del mundo a la vuelta de la esquina y el wassap interminable
Cuando Epifanio y Blasa oyeron en un capítulo de 'La abeja Maya' que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina, supieron cual sería su destino: acechar cualquier esquina de su ciudad para sorprenderlo in fraganti. El problema, se dieron cuenta, es que había muchas esquinas en su ciudad. Se les ocurrió la idea de hacerse carteros, así tenían la posibilidad de poder conocerlas todas, y, además, con los gastos pagados. La cuestión es que no vieron con muy buenos ojos ciertos complementos extravagantes que adornaban su uniforme (según ellos para protegerse de la radioactividad resultante del fin del mundo, o eso decía Willy en aquel capítulo). Al ser despedidos se dedicaron a apostarse ante cada esquina que no habían podido doblar en sus recorridos como carteros. Pasaban las horas muertas, así que se aficionaron a las películas y series sobre zombies. Un día Epifanío tuvo una epifanía, Blase le preguntó si era contagioso, él respondió que no sabía qué pasa (pero como llevaba tiempo sin hablar, y menos en inglés, que lo dominaba poco, se le resbaló la ese como si tuviera el cerebro frito, y dijo wasssap). Su idea, lo del wasssap, tuvo tal éxito que se forraron y pudieron dedicar su vida a acechar esquinas sin tener que trabajar ya en nada. Pasaban horas muertas enviándose mensajes con el wassap (excepto cuando veían alguna película de zombies), aunque estuvieran a dos centimetros uno del otro. Primero perdieron la movilidad del cuello, y ya no pudieron levantar más la cabeza. Después empezaron a mostrar síntomas de artritis en los dedos. Por último, sus cadáveres fueron encontrados en posición de enviarse más mensajes de wassap. El ultimo, de Epifanío,era '¿Esto no acaba nunca?'
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