lunes, 12 de noviembre de 2012
Otras pantallas: Martin King, el niño blanco al que le gustaban otros cucuruchos
Martin King siempre fue considerado 'la oveja negra' de su familía. De niño no le gustaban aquellas larguísimas misas, ni ir de caza con su padre, al que le encantaba disparar (le llamaban el 'Sargento York' por su afinada puntería a dianas
lejanas), ni menos le gustaban aquellas celebraciones en las que su padres y amigos se ponían aquellas sábanas y aquellos capirotes que les daban una imagen de lo más siniestra ( y que siempre le provocaban pesadillas). Le recordaba a los conos que les ponían en clase cuando cometían errores, para remarcar que eran los más tontos de clase. A él nunca le pusieron ninguno. Como sus padres no quisieron pagarle la universidad por no compartir su odio a los que tenían otros colores, se la pagó él trabajando en una heladería. Allí encontró su vocación, le encantaban los cucuruchos, y le fascinaba que hubiera tantos diversos sabores con bolas de diferentes colores. Una década después había montado una importante cadena de heladerías, y habia aportado nuevos diseños de cucuruchos que causaban sensación. Se dice que un par de semanas antes de que Martin Luther King fuera asesinado, este había comprado un helado de tutti fruti a Martin King, y se habían reídos, por compartir el mismo nombre, e incluso se habían hecho una foto juntos. También se dice que se la envío a sus padres, junto a una tarrina de helados de todos los sabores. En los informes sobre los sospechosos de haber realizado el disparo fatal constaba alquien con el sobrenombre de 'Sargento York'.
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