Dana Andrews es un actor que no parece que brillara pero del que es dificil evocar alguna intepretación deslucida. Era la contención hecha carne, en la que podían agitarse las más diversas emociones sin que se hicieran evidentes. Una contención magnética que era su signo de distinción. A veces un gesto delataba ese fragor interno, como el juego con bolitas para calmarse (que en cambio ponía nervioso a Waldo) de su memorable detective de policía en la magna Laura (1944), de Otto Preminger. Pero su contención o discreción expresiva no era opacidad, o esa mineralidad que buscaron ciertos actores para remarcar su silencio interior expresivo, su condición de samurais o ejecutores a quemarropa desprovistos de alma. No es de extrañar que fuera elegido por Lang para interpretar a alguien tan escurridizo en su ambigüedad como el protagonista de Más allá de la duda (1956) y que fuera ideal su impenetrabilidad para el de Mientras Nueva York duerme (1956), como su ambivalencia para establecer correspondencias entre su personaje y el asesino en serie. En su rostro no podías estar seguro de lo que se trasegaba a la vez que sentir que podían ser muy diversas opciones aunque pareciera que la punta del iceberg fuera un firme muro. De algún modo las fisuras se hacían sentir cuando hacía aguas, como su gran interpretación en Al borde del peligro (1950), de Otto Preminger. Su década prodigiosa fue la de los 40, en la que empezó con personajes secundarios con William Wyler, con quien debutó en El forastero, con Howard Hawks en Bola de fuego (1941), con John Ford en Tobacco road (1941), con Jean Renoir en Aguas pantanosas (1941) o con William A Wellman en la excelente Incidente en Ox bow (1943). A partir del año siguiente dio el salto a protagonista, con la citada obra de Preminger, con quien protagonizaría otras dos notables obras Ángel o diablo (1945) y Daisy Kenyon. Con Milestone colaboraría en la sugestiva North star (1943), en la poco estimulante Purple heart (1944), la esplendida Un paseo bajo el sol y en la simpática, con grato punto excéntrico, No minor vices (1948). Trabajó con Henry Hathaway' en la irregular Alas y una plegaria (1944), Elia Kazan en el interesante film noir procedural Boomerang (1947), con John Cromwell en el estimulante melodrama Mi corazón te guía (1948), con Henry King en Deep waters (1948), William Wyler, de nuevo, en Los mejores años de nuestra vida (1946), que la recordaba como una de las más atractivas de su filmografía, y revisada de nuevo se me ha hecho bastante espesa, con Wellman, otra vez, en El telón de acero (1948), o con Jacques Tourneur en la muy sugerente Tierra generosa (1946), con quien colaboraría de nuevo en una de sus obras maestras, La noche del demonio (1956). A poco de iniciar los 50, tras participar en obras no exentas de interés como Nube de sangre (1950), de Mark Robson o Cargamento blindado (1951), de Alfred Werker, sufrió una crisis por su alcoholismo del que se resintió su carrera. Abundaron en el resto de la década las obras de serie B, y decreció el nivel cualitativo, a excepción de las citadas de Lang y Tourneur, con quien también protagonizó The fearmakers (1958). Como curiosidad protagonizó Zero hour! (1957), de Hall Bartlett, la cual serviría de fundamental inspiración para Aterriza como puedas (1980) y, posteriormente, en 1960, The crowded sky de Joseph Pevney en la que interpretaba al piloto de una avión comercial contra el que se estrella el avión que pilota el personaje que encarnaba Efrem Zimbalist jr. En 1974, Andrews interpretó al piloto de la avioneta que se estrella, en Aeropuerto 75, de Jack Smight, contra el avión que pilota el personaje de Zimbalist jr. No fue muy destacable su filmografía en las posteriores décadas. Protagonizó la curiosa película de catástrofes Crack in the world (1965), de Andrew Marton, y, como secundario, volvió a trabajar con Preminger en Primera victoria (1965), además de con John Sturges en la excelente Estación 3 ultrasecreto (1965) o Elia Kazan en El último magnate (1976). Pero aunque su filmografía decayera en estas últimas décadas, sin duda este excelente actor posee una de las filmografías más repleta de títulos sugerentes.
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