martes, 16 de octubre de 2012

Charles Bickford, fulminante autoridad






 Charles Bickford es otros de esos grandes secundarios que no parece que fueron jóvenes en la pantalla. Su imponente presencia transmitía autoridad, con aquella áspera y aguardentosa voz y aquella intensa mirada que podía ser fulminante. Su carácter debía ser así, tan independiente como fiero, lo que le provocó numerosos problemas en los inicios de su carrera. Golpeó a su primer director, Cecil B De Mille, durante el rodaje de Dinamita (1929), y a punto estuvo de hacer lo mismo con el jefe de estudio Lous B Meyer. Bickford pretendía ser ingeniero, pero un amigo, manager de un show de Burlesque, le animó a que actuara, y se estrenó en las tablas en 1912, con 21 años. Consolidó una notable carrera teatral que le condujo a mitad de los años veinte al estrellato, al que no quiso renunciar cuando le ofrecieron papeles en el cine, como en Beau Geste (1926), de Herbert Brennon. Aceptó, ya con la llegada del sonoro, con la citada obra de DeMille, siendo la pareja romántica de Greta Garbo en la posterior Anna Christie (1930), de Clarence Brown, pero su contrato con la MGM no duró mucho, ya que no dejó de mostrar desdén por los guiones que le ofrecían (además de su tendencia a enzarzarse rápidamente en discusiones). Encontró dificultades para encontrar papeles en otros Estudios, ya que fue puesto en la lista negra. En 1935 sería malherido por un león durante el rodaje de East of Java, de George Melford. Esa cicatriz que asomaba en el cuello, y ya su edad (46 años), determinó que sus papeles ya fueran ante todo secundarios ( o de carácter). Su presencia era siempre restallante, o rugiente, cual leonino rey de la selva, con ese penacho blanquecino como cabello, que se extendía a sus pobladas cejas. Protagonizó Buffalo Bill (1936), de Cecil B DeMille, La furia del oro negro (1937), de Rouben Mamoulian, De hombres y ratones (1939), de Lewis Milestone, La canción de Bernardette (1943), de Henry King, Alas y una plegaria (1944), de Henry Hathaway, Ángel o diablo (1945), Vorágine (1949) o La corte marcial de Billy Mitchell (1955), las tres de Otto Preminger, Duelo al sol (1946), de King Vidor, Mr Lucky (1943) o La hija del granjero (1947), de HC Potter, Fuerza bruta (1947), de Jules Dassin, La mujer en la playa (1947), de Jean Renoir, Belinda (1948), de Jean Negulesco, Lo quiso la suerte (1950), de Frank Capra, Ha nacido una estrella (1954), de George Cukor, Horizontes de grandeza (1958), de William Wyler, Los que no perdonan (1960), de John Huston, Días de vino y rosas (1962), de Blake Edwards o El destino también juega (1966), de Fielder Cook. Falleció mientras rodaba una episodio de El virginiano en 1967.


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