viernes, 24 de agosto de 2012
Ian Holm, la música del sutil gesto
Ian Holm (fotografiado por Trevor Leighton) pertenece a esa estirpe de soberanos actores británicos que dominan la orografía del gesto, la mirada y la dicción como si fuera una medida orquestación. Su interpretación en 'Alien' (1979), es to
do un alarde de ser elocuente sin ser explicito. En todas sus acciones, gestos, miradas ( o cómo esquiva miradas), pausas (en las que se palpa cómo se está mordiendo la lengua, conteniéndose) sepuede inferir lo que pretende que no se sepa, como su doblez, sus intereses ocultos (apoyar al alien, desde que permite que entre en la nave). Generalmente, secundario, hay un protagonista,aunqu dentro de una estructura puzzle, que depara una de las interpretaciones más asombrosas y conmvedoras que he presenciado, en una de las películas más bellamente sobrecogedoras, y viceversa, 'El dulce porvenir' (1997), de Atom Egoyan. Indescriptibles todas las conversaciones con su hija adicta, y sobre todo ese soberano momento (quince minutos de lo más hermoso que ha deparado el cine) en quie relata cómo una noche tuvo que trasladar a su hija, cuando era niña, a un hospital porque le había picado una araña venenosa (sosteniendo un cuchillo mientras conducía por si tenía que hacerla una incisión en la garganta antes de llegar). Ha sido una presencia que dota de plenitud la pantalla, sea cual fuera su personaje, o el tiempo que ocupa la pantalla, desde sus inicios, cuando rodó la excelente 'El hombre de Kiev' (1968), de John Frankenheimer, a su popular prestación como Bilbo en 'La comunidad de los anillos' (2001). Ha trabajado con Woody Allen en 'Otra mujer' (1988), que no la recuerdo como una de sus más logradas obras, con Kenneth Brannagh, en la notable 'Henry V' (1984), y en la artificiosa 'Frankenstein' (1994), con David Cronenberg en la desigual 'El almuerzo desnudo' (1991) y en la más equilibrada 'ExistenZ' (1999), con Terry Gilliam en la simpática 'Los héroes del tiempo' (1981) y la sugerente 'Brazil' (1995) o con 'Richard Lester' en dos de sus más gratas películas 'El enigma se llama Juggernaut' (1974) y 'Robin y Marian' (1976). También con Peter Hall en 'The homecoming' (1973), David Hare en 'Wetherby' (1985), Franco Zefirelli en 'Hamlet' (1990), Arnaud Desplechin en 'Esther Kahn' (2000), Steven Soderbergh en 'Kafka' (1991),Luc Besson en 'El quinto elemento' (1997), Stanley Tucci en 'Joe Gould's secret' (2000), Martin Scorsese en 'The aviator' (2004), Andrew Niccol en 'El señor de la guerra' (2005). Le recuerdo como un inquietante Himmler en la serie 'Holocausto' (1978), que dotaba de un poderio dramático que faltaba al resto de 'Carros de fuego' (1981), de Hugh Hudson, por la que fue nominado al Oscar al mejor actor secundario. Particularmente memorable fue su interpretación en 'La noche cae sobre Manhattan' (1996), de Sidney Lumet, en especial las sobrecogedoras conversaciones de su personaje con su hijo, interpretado por Andy Garcia. O en 'Bailar con un extraño' (1985), de Mike Newell. O como el siniestro 'Jack el destripador' de la sugestiva 'Desde el infierno' (2001) de los hermanos Hughes
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