sábado, 18 de agosto de 2012
Gore Vidal y Roma, la imagen y el rodaje
Gore Vidal realiza un cameo, una breve intervención en 'Roma' (1972), de Federico Fellini, en la que digresiona sobre por qué le gusta vivir en Roma, porque le gustan los romanos a los que no les importa si estás vivo o muerto, son neutrales, como los gatos. Porque es una ciudad en la que convergen tres 'entes' productores de ilusiones, gobierno, cine y religión. Y porque parece la ciudad idonea para vivir plácidamente mientras, con tanto coche y envenenamiento del medio ambiente, se espera si se produce o no el fin del mundo.
Vidal, que vivía en Roma, desde inicios de los 60, comentaba que aceptó rodar porque quería ver a Fellini en pleno trance creativo, y con la condición de que se doblara él mismo al italiano. Comentó cómo en la secuencia que rodaron, en la que Fellini era su 'contraplano' entrevistador ( fuera de campo), Fellini parecía más pendiente de lo que ocurría alrededor que de sus palabras. En un momento dado, se oyó un estruendo, Vidal se volvió y se fijó que había cuatro caballos blancos arrastrando un carro vacío. Vidal le preguntó; 'Freddie, ¿qué cojones es eso?, y Fellini le replicó, 'No lo sé, Gordino, pero ¿a qué es bello?'. Vidal se dio cuenta de que no le importaba mucho lo que él decía, y que podía estar diciendo la mayor perogrullada, porque él era parte de la composición. Lo que había en la cabeza de Fellini era la pantalla, el 'encuadre', y todo lo que acaecía era para rellenarlo, (o sino para ser desechado).
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