domingo, 22 de julio de 2012
The fades
'The Fades'(2011), es una estimulante serie británica, dentro de las coordenadas del género de terror, de seis episodios. Como orientación de en qué territorios tenebrosos, no exentos de crudeza, transita ( aunque el humor esté presente de modo manifiesto, sobre todo en sus tres primeros episodios), hay que mencionar que el director de los tres últimos (a retener en especial, el memorable cuarto episodio) es Tom Shankland (los anteriores, obra de Farren Blackburn). Shakland ha dirigido dos de las propuestas más sugestivas dentro del depauperado panorama del género de terror en la producción de habla inglesa, 'Waz' (2008), que dotaba, como variante, de densidad ( y de un transgresor sentido romántico combinado con lo perverso) a la anodina serie interminable de 'Saw', y 'The Children' (2009), en la que sabe lidiar, con encomiable sentido perturbador, con la acción asesina (súbita e inexplicable) de unos niños. 'The fades', creada y escrita por Jack Thorne, combina esa atmósfera turbía, de emociones nubladas, con el tortuoso aliento de la 'carne renacida' de la obra de Clive Barker ( con Hellraiser, a la cabeza), y la inmersión en las sombras de la adolescencia, de los sueños de superpoderes y sus reversos (sus conflictos; sus tormentos; ¿qué hago con esos superpoderes?), en la línea de la estimulante 'Chronicle' (que suponía una revitalizadora vía alternativa al un tanto desgastado universo de superhéroes). Paul (Ian de Caestecker, de 17, se encuentra con la anómala circunstancia de que es un 'elegido' en mitad de un conflicto, entre los 'fades' (los desvanecidos), aquellos que no han logrado 'ascender' tras morir, y erran por la tierra, y los 'angelicos', aquellos que les combaten. Si no tiene aún claro qué hacer con su vida, si aún necesita asistencia de un psicólogo, si aún llega a orinarse en la cama con sus pesadillas, si aún se desenvuelve torpemente con la chica que le gusta, Jay, ¿cómo encajar ese 'papel'?
En ese admirable cuarto episodio (con un final arrebatadoramente antológico), los límites cada vez se dfimunan y confuden más, cuando entra en juego el 'renacido elegido' de los 'fades', John, que le planteará una aguda pregunta. Él revive a los muertos, aunque necesiten alimentárse de los vivos, pero Paul mata.Esta cuestión, esas dudas o conflictos con los que se debate constantemente Paul, sean ordinarios o fuera de lo corriente (más transcendente: su obcecado propósito de no matar para solucionar la situación que adquiere visos apocalípticos) dota de complejidad a una narración que,además, sorprende con giros imprevistos en su desarrollo (cualquier personaje es vulnerable), en la definición de personajes situados en una tierra intermedia en la que es dificil establecer juicios. ¿No llega a ser el 'cruzado' un fanático que es capaz de lo más terrible para conseguir sus fines? Afortunadamente, esto además logra que el juego referencial, manifiesto en los comentarios cinéfilos referenciales del amigo de Paul, Mac (cuyo personaje favorito es ET) no acaben de cortocircuitar con una inoportuna distancia, ni encubra una convencionalidad de base, en la que sí incurría la saga 'Scream', que daba más lo de mismo barnizado con aquella 'autoconsciencia' de sus recursos. Ese humor destaca en detalles como ese estupendo plano cenital sobre Paul en su cama masturbándose, al que se le despliegan unas notorias alas cuando llega a su culmen, o en cómo está narrado el primer encuentro sexual con Jay. Además, no dejan de ser personajes que se sienten extraviados (Mac se siente desatendido por su padre; se siente agraviado y dolido cuando Paul no se acuerda de su cumpleaños) o confusos (¿de qué son capaces?¿quiénes son?).
Palpitan también resonancias de cruzar el siniestro túnel al mundo adulto; de hecho la primera secuencia se inicia con los dos amigos poniéndose a prueba con cruzar un abandonado centro comercial. 'The fades' es un tenebroso trayecto que enfrenta a la intemperie de una adolescencia que descubre que los ritos de paso, la 'ascensión' a la adultez, es un subterráneo que enfrenta a las agitaciones de la carne, a la consciencia de la finitud y de la vulnerabilidad, a la confusión de los que están convencidos de tenerlo claro ( todas las figuras de autoridad están aún más extraviadas que los adolescentes). En suma, la oscuridad se acrecienta progresivamente (como bien refleja su doliente catarsis, ¿o no lo es?). Otra muy sugerente producción británica de género, atractivo complemento a las de 'Sherlock'
o 'Luther',
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