Paul Newman y George C Scott juegan al ajedrez en una pausa de rodaje de una de las secuencias culminantes, aquella en la que se gesta la tragedia en el fuera de campo simultaneamente, de la magistral 'El buscavidas' (1961), de Robert Rossen. Puede equipararse esta imagen a la celebre partida de ajedrez del caballero con la Muerte de 'El séptimo sello' (1957) de Ingmar Bergman, si pensamos que sus personajes representan al 'Artista' y al 'Cancerbero', el peaje del éxito, la rapaz mente de Cálculo que demanda que el 'Talento' (del artista) se pliegue y subordine a sus exigencias.
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