viernes, 17 de febrero de 2012
Recuerdo esa noche - Imágenes de un rodaje-. Las sombras de un sueño
Mitchell Leisen, Barbara Stanwyck y Fred MacMurray en varios momentos del rodaje de 'Recuerdo esa noche' (1940). Leisen transitaba con igual fulgor creativo las corrientes del drama como de la comedia, como reflejan 'La muerte de vacaciones' (1934), 'Si no amaneciera' (1941) o 'Mentira latente' (1950), por un lado, o 'Candidata a millonaria' (1935), 'Una chica afortunada' (1937) o 'Medianoche' (1939), por otro. Pero también sabía modular, con mano maestra y aguda desenvoltura, la afinada combinación de tonos, la transición de momentos cómicos a dramáticos. Ejemplos paradigmático dos de sus obras más señeras, 'Arise my love' (1940) y 'Recuerdo esa noche (1940). Si en sus comedias cómo en ellas jugaba con la inversión de los roles masculinos y femeninos, subvirtiendo sus estereotipos, idealizaciones y proyecciones.,en los dramas se acentúa de modo más manifiesto la fisura o desproporción de las identidades sociales. Personajes 'desubicados' o desposeidos de algo, de un rasgo que les haga sentirse integrados, que aspiran a encontrar un lugar, y qué sacrifican o de qué se aprovechan en el camino. Identidades que se suplantan, identidades que se desean poseer como atributo de seña de integración, identidades que se ocultan para ser aceptadas socialmente. La identidad como peaje de adaptación social. La identidad como mercancia o valor de imagen. 'Recuerdo esa noche', con guión de Preston Sturges, fue calificada de comedia pero sazonada con sombríos instantes dramáticos. En las comedias de los 40, fruto de la entrada en guerra que supuso todo un cambio en los papeles sociales de la mujer y el hombre, dado que por la ausencia de los hombres en el conflicto bélico, la mujer se integró de modo más acusado en el ámbito laboral, apreciamos una variación en ese contraste de papeles. Un elocuente tránsito lo apreciamos en 'Recuerdo es noche' donde Lee (Barbara Stanwick) ha recurrido al robo para solventar su precariedad, y en el juicio conoce a su abogado, John (Fred MacMurray), quién se compadece de ella por las fechas que son, las navidades, y dado que se ha suspendido la decisión del juez hasta despues de esas fechas, la invita a pssar las navidades con su familia en vez de permanecer en la cárcel. El conocimiento en ese viaje de las dos diferentes familias, la de ella (una secuencia dolorosamente sombría, tétrica) y él, afirma, incisivamente, los diferentes condicionamientos que determinan las diferentes circunstancias sociales y económicas de ambos, y difuminan el prejuicio hacia el por qué de la actuación de Lee, realmente fruto de la necesidad y no de una reprobable actitud moral (o dicho de otro modo, se pone en evidencia la via legitimada de ascender por casamiento con millonario, que no era sino el barniz que ocultaba una sociedad sustentada en la desigualdad, por tomar lo que no se la ha dado por la via expeditiva, o transgresora: Una pulla, en suma, a la supuesta sociedad de las oportunidades).
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