Emil Jannings en una imagen promocional de 'la última orden' (The last command, 1928), de Josef Von Sternberg. Un ejemplo de que el cine ya en sus comienzos alcanzó sus más elevadas cotas expresivas es esta prodigiosa y demoledora obra, 'La última orden' (The last command, 1928), una obra de fulgurantes intensidades, de sutilezas que ponen en evidencia la condición de escenario de la realidad, y de una compleja puesta en escena de una fluidez asombrosa. Y su final es de una emoción apabullante.
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