martes, 6 de diciembre de 2011

Carta de una desconocida - Imágenes de un rodaje

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Max Ophuls, Joan Fontaine y Louis Jourdan en varios momentos de rodaje de la excepcional y sublime 'Carta de una desconocida' (Letter from an unknown woman, 1948). No pueden dos personas vivir el amor de modo más disímil. Lisa vive una fantasía, pero está enamorada de un espectro. Ella lo vive como el Todo que la hace sentir viva, y él añora, o eso dice cada vez que la ve, ese Todo pero vive en la Nada. Ambos habitan una distinta, u opuesta, ceguera. Habitan un tren que es ficción. Stefan ha hecho de ella su vida, una actuación, para seducir mujeres. Lisa ha hecho de ella la ilusión, que no es sino espejismo de fantasía, que es el motor de su vida. La diferencia es esa plenitud que siente Lisa, aunque lo haya proyectado sobre alguien que no tiene que ver con lo que proyecta en él.Pocos cineastas como Ophuls han explorado la cartografía del sentimiento amoroso, la materia de sus resortes, procesos y proyecciones mentales, la inferencia de la fantasía o modelo sobre el que la realidad debe plegarse o ajustarse. O sobre las diversas conductas, costumbres, reglas y sanciones sociales alrededor de la expresión de ese sentimiento.

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