jueves, 10 de noviembre de 2011
Tess - Imágenes de un rodaje
Roman Polanski, Natassja Kinski, Peter Firth y el director de fotografía Ghislain Cloquet, en varios momentos del rodaje de 'Tess' (id, 1979). No hay obra que brote de sus entrañas de un modo más manifiesto. Tess (Natassja Kinsky) es el emblema de una criatura inocente abocada a la tragedia por la conjunción de los despropósitos de unas circunstancias sociales y un nefasto azar. Si no es la imposición del instinto lo que degrada es la rigidez de las ideas morales la que lo hace. Y ambos personajes masculinos principales, a su modo, ven a Tess como una representación (uno un cuerpo deseable que dominar, otro una idea de pureza espíritual). Polanski narra esta peripecia vital con un narrativa distante, tan afilada como precisa. La naturaleza, los cambios estacionales, la luminosidad cálida, son un decorado refulgente, un exquisito cuadro que pone en evidencia que las figuras que lo habitan están deshabitadas.
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