viernes, 25 de noviembre de 2011

En rodaje : Josef Von Sternberg, Peter Lorre y Edward Arnold

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Josef Von Sternberg, Peter Lorre y Edward Arnold, durante el rodaje de 'Crimen y castigo' (Crime and punishment, 1935). Aunque Von Sternberg, que realizó la película por obligaciones de contrato con la Columbia, quedara insatisfecho con el resultado, y declarara que tiene tanta relación con la verdadera naturaleza de la novela de Dostoyevski como la esquina entre Sunset Boulevard y Gower con el paisaje ruso, resulta una obra muy sugerente. Uno de sus aspectos más logrados, más efectivo, es la ausencia de ambiente cotidiano en los exteriores, que propicia su densa atmósfera, su abstracción, como si existiera una continuidad entre interiores y exteriores (entre las escaleras y los callejones, que transpiran la misma sensación de ahogo, empequeñeciendo a las personajes), una atmósfera 'deshabitada', de confinamiento opresivo, la de unas circunstancias crueles, de una sociedad, que prima el interés por el prestigio imagen( como declara el inspector Porfiry, que interpreta Edward Arnold) o el dinero ( la prestamista que asesina Raskolnikov, que encarna Peter Lorre), como el forcejeo moral que se debate en el 'interior', en la mente de Raskolkinov. Este no es presentado como una sombra ( cuando, con otros alumnos, escucha cómo es considerado y galardonado como el mejor estudiante) y termina plegándose ante otra sombra,la de Porfiry reflejada en la puerta de su despacho, que no es sino la de su remordimiento. EL personaje alterna sus estados, de la desesperación por ver cómo el mundo se despreocupa de los demás, priorizando los intereses propios al hecho, por necesidad ( o por su familia) de pasar del pensamiento o deseo de matar al acto, él que había sido admirado por sus teoriás sobre la naturaleza humana y el crimen, él que admiraba que había casos, (extraordinarios frente a los ordinarios) como el de Napoleón, en el que el juicio sobre sus crimenes se debe ver atenuado por sus logros ( o en su caso, por realizarlo por otros), como un gesto que tiene también de disidencia ante un mundo injusto en la que los poderosos explotan a los que sufren carencias, y que carece de conciencia (¿debe él por tanto dejarse llevar por su conciencia?). Sombras, espacios que pesan, como las emociones que trasiegan a los personajes, en especial a Raskolkinov, magníficamente encarnado por Lorre.

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