viernes, 30 de septiembre de 2011
Perversidad - Proyecciones y (auto)engaños
'Perversidad' (Scarlet street,1945) y 'La mujer del cuadro' (Woman in the window, 1944), comparten trío protagonista, Edward G Robinson, Joan Bennett y Dan Duryea, y comparten el constituirse en dos afinadas y demoledoras reflexiones sobre los abismos de las proyecciones sentimentales o emocionales, sobre las ofuscaciones de la mirada o del discernimiento, y los miedos y transferencias emocionales. Ambas se conierten en un admirable díptico aunque fuera la primera producida por Walter Wanger para Universal y la segunda la primera producción de Nunnally Johnson, para RKO, y fuera escrita la primera por Dudley Nichols,según la obra de Georges de la Fouchardiere (La chienne),y la segunda porJohnson, según la novela de JH Wallis (Once off guard). En ambas cobra singular relevancia un cuadro, una pintura o imagen ( que es representación, proyección, ilusión). De modo más manifiesto en la que lo obvia en su título, y condensada su tramoya o trama de sentido en ese plano en el que el reflejo del cuerpo o rostro de Alice (Joan Bennett) se superpone en el vidrio del escaparate sobre la imagen o representación del cuadro para el que ella posó, superposición contemplada, con perplejidad y asombro,por el profesor de psicología Wanley (Edward G Robinson). Ese efecto óptico de juegos de reflejos, es el que él proyectará en la posterior relación con Alice. Que todo sea un sueño, en vez de terminar con el suicidio de Wanley (para sortear el código de censura) no amortigua la complejidad de la obra, sino que la abre a otros sugestivos senderos, el de la proyección de los miedos( al deseo liberado, a la trasgresión de la ley) y deja aún más en evidencia lo reprimido y congestionado. En 'Perversidad' es el cuadro que pinta el propio protagonista, Christopher Cross (Robinson), de la mujer que le cautiva, Kitty (Bennett), que contemplará, causualmente, en la última secuencia cuando ya es un espectro errante, indigente, trastornado (perdido en el aislamiento de su mente; más que por el crimen realizado por la decepción de descubrir cómo había sido engañado por quien había consideraba la ilusión liberadora o salvadora de su vida mortecina de hábitos de reloj de cuerda- lo que le regalan en la primera secuencia en la cena de homenaje de su empresa: un reloj -en su funcionarial y cumplidora vida marital y la boral de reloj humano de cuerda). En su nombre ya se contiene la entraña de la obra, y de la relación. Criss cross ( engaño), tan cáustico como que el amante y proxeneta( y urdidor de la trama de engaño) se apellide Prince (Duryea), el cual decidirá aprovecharse del enamoramiento de Cross, y al apreciar el interés que suscitan sus pinturas, hacerlas pasar por creaciones de Kitty, para enriquecerse con ellas. Hay más juegos de reflejos de (auto)engaños: La esposa de Cross no deja de mencionar a éste, al que siempre trata con desprecio ( tan sumiso como lo será con Kitty: la escena en la que le pinta a esta las uñas de los pies,luego más afamada una parecida en 'lolita' de Kubrick) que su anterior marido era un gran hombre, mucho mejor que él, reflejado incluso en su muerte cuando murió ahogado por salvar a otro. Lo irónico es que el primer marido, Higgins (Charles Kemper), no murió,sino que aprovechó aquella circunstancia para huir de su esposa,lo que le revela a Cross cuando se le aparece,camuflado bajo el disfraz de un mendigo, además falsamente tuerto,otro irónico detalle sobre una trama de personajes que no saben ver;o que proyectan el cuadro de realidad que quieren ver:Higgins incluso no sólo no había pretendido salvar a nadie sino que había robado el dinero de un suicida que se lanzó al agua, y ahora vuelve para extorsionar a Cross,porque cree que a este no le convendrá que se sepa que su matrimonio no es válido ( sin saber que precisamente es lo que más ilusión podía hacerle que ocurriera, y por ello Cross le tenderá una trampa). Todos utilizan a los otros de un modo u otro en una trama de (auto)engaños.
Fritz Lang,Joan Bennett, Charles Kemper,el productor,Walter Wanger y el guionista, Dudley Nichols, en varios momentos del rodaje. De postre, Bennett y Dan Duryea en una sugerente imagen promocional.
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