Donald Sutherland, la agudeza del aguila

Donald Sutherland, fotografiado por Robert Mapplethorpe en 1983. Para entonces este gran actor de aguileño rostro y desorbitados ojos, dotados para la expresividad de aguda ironía y salaz, cuando no siniestra, perversidad, había realizado alguna de sus más memorables interpretaciones, como su singular Casanova, en la prodigiosa obra de 1976 de Federico Fellini ( o representación/interpretación más de la entraña del icono cultural en que se convirtió como símbolo que retrato de la figura real de nombre Giacomo), o su inolvidable y terrorífica 'aparición' final en la muy sugerente 'La invasión de los ultracuerpos' (1976), de Philip Kauffman. Su 'anómala' figura y poco convencional rostro encajó bien en una década como los 70 en la que se produjo una transformación de la imagen del icono (o héroe) masculino, más a ras de suelo o menos ortodoxa en sus atributos de belleza, y se acopló al discurso 'excéntrico' de Robert Altman en 'Mash' (1970) o la asfixiante turbiedad de 'Klute' (1971), de Alan J Pakula. Doto de una casi purulenta perfidia a la anodina y acartonada 'Novecento' (1976), y su condición de rara avis se integró impecablemente en el tortuoso universo decimonónico de 'Asesinato por decreto' (1978), de Bob Clark, y sin salir de siglo en la estimulante obra de robos 'El primer gran asalto altren' (1979), de Michael Crichton, o como mordaz pelirrojo irlandés unido a unos alemanes que quieren matar a Churchill en la estimable 'Ha llegado el aguila' (1976), de John Sturges, o implacable espía cercano al psycho killer en 'El ojo de la aguja' (1981), de Richard Marquand. Su presencia aún sigue siendo un signo de distinción en cada obra en que interviene, por fugaz que sea su presencia, cuando no un remanso en la mediocridad. A no olvidar sus interpretaciones, entre otras, en 'Llamaradas' (1991), de Ron Howard, 'Ciudadano X' (1994), de Chris Gerolmo, 'Gritos de piedra' (1991), de Werner Herzog, 'Space cowboys' (2000), de Clint Eastwood, J'FK' (1991), de Oliver Stone, 'Fallen' (1998), de Gregory Hoblit o 'Cold mountain' (2003), de Anthony Minghella.