David Lean, fotografiado por Bob Willoughby, durante el rodaje de la extraordinaria 'La hija de Ryan' (1970). Cartografía de la proyecciones sentimentales, del yo y del nosotros, de sus cegueras y de sus ofuscaciones, de sus fuegos artificiales y de sus flores secas clasificadas en un cuaderno. La razón sensible no sabe de uniformes, hábitos ni condiciones de identidad, ni despechos que pueden gestar la violencia de la emoción ciega. Las últimas palabras del sacerdote (qué gran personaje crea Trevor Howard), son 'No sé, No sé'. Quién sabe con las inciertas y vacilantes corrientes de las emociones. ¿Se puede lograr el equilibrio sobre sus aguas, fluyendo en sus mareas?.
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