domingo, 27 de febrero de 2011
El circo
No hay como ser perseguido por la policía para convertirse en una estrella de circo. La burla del destino, o la broma del azar, se acreciente, primero, cuando se considera que la persecución se debe a la acusación de un robo que no cometió y, segundo, que el vagabundo Charlot no tenía ni para comer. Las circunstancias poco parecen poderse controlar, y aunque te persigan parecen ir por delante tuyo. Irónico es también que durante buena parte del relato ignore que se ha convertido en estrella, porque la risa nunca la suscita cuando lo intenta, sino cuando las circunstancias le superan. Es el hombre gracioso sin quererlo. Pero si afuera la precariedad era la amenaza del cada día, el panorama en el circo tampoco era muy alentador. En las primeras secuencias, el jefe del circo tanto descalifica a los payasos por su incompetencia como a su propia hija, la trapecista, por un error ( incluso golpeándola). Algo sí restituirá la ingenuidad de Charlot.
Los primeros planos de 'El circo' (1928), son los de la trapecista, mientras se escucha la canción, compuesta y cantada, por Chaplin (que se insertó en 1969). Ascensión y caída, el conseguir que la gravedad de las adversas o precarias circunstancias no venza. Al final, aunque ha estado enamorada de ella, logrará que, pese a la oposición de su padrre, logre consolidar su amor con el funambulista, en vez de tener que huir con él, y convertirse en otra desheredada vagabunda. Pero 'El circo', también, y ante todo, es un derroche de ingenio, de exuberante vitalismo, repleto de brillantes gags. En las primeras secuencias, cómo reflejar mordazmente la circunstancia de Charlot, cuando, por hambre, muerde el bocadillo que porta un niño que está en brazos de su padre. La persecución está repleta de admirables ocurrencias. Un ladrón, al ser sorprendido por el dueño de la cartera, la esconde en el bolsillo de Chaplin. Cuando quiere recuperarla, su mano se queda enganchada en el bolsillo de éste siendo sorprendido por un policía. Pero cuando Charlot, felizmente, empieza a comprar bocadillos, el dueño reconoce la cartera, y se encuentra compartiendo huida con el ladrón.
Antológica es la sucesión de cruces con éste y policías en el salón de espejos, o el instante en que se hace pasar por autómata. Entre las secuencias más destacadas en el circo, está aquella en la que toca el botón inadecuado de la mesa del mago, y propicia que salgan todo tipo de animales de las chisteras, o aquella en la que se encuentra encerrado en la jaula del león. Como guinda, la secuencia en la que tiene que sustituir al funambulista (que tuvo que rodarse dos veces cuando se estropeó el celuloide), en la que tiene que lidiar hasta con una serie de monos que se le encaraman mientras intenta mantener el equilibrio. Este es el que consigue que vuelva al circo, o que se restituya el equilibrio de la ilusión, aunque él, de nuevo, tenga que seguir siendo un desheredado vagabundo.
Aunque 'El circo' (1928) no esté entre las más renombradas de Charles Chaplin, no desmerece de sus mejores obras está pletórica de júbilo celebrativo película. Fue la producción más complicada para Chaplin. Sucedieron diversos problemas y retrasos: un incendio en el estudio, el fallecimiento de su madre, así como el amargo divorcio de su segunda esposa, Lita Grey. Por último, los reclamos por parte de la Agencia federal de recaudación fiscal que sostenían que Chaplin debía impuestos. Todos estos problemas llevaron a que la filmación fuera estancada por ocho meses.
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