jueves, 27 de enero de 2011
Los Hermanos Marx y Sopa de ganso
Chico, Zeppo, Groucho y Harpo Marx en una imagen publicitaria para la formidable 'Sopa de ganso' (Duck soap, 1933), de Leo McCarey. La muestra más depurada, libre de cualquier corsé, del arte de estos hermanos que parecían provenientes del otro lado del espejo. Con la fundamental aportación afinada ( y afinadora) de McCarey, aquí brota toda su exuberancia de ingenio y de mordaz irreverencia, cual niños desatados que no se reprimen e inhiben de ningún modo. Y como niños sin verguenza, no está exenta la procacidad. Aquí cargaron contra todas las patrañas y petulancias sobre las que se sostienen el espiritu patrio, y el lado grotesco sobre el que se crean los conflictos y las guerras. O de cualquier reflejo sobre los que construimos la identidad. Una de sus más memorables secuencias, significativamente, tiene lugar con un espejo ( o su ausencia) como protagonista.
Aquella en la que Harpo se maquilla y viste como su hermano Groucho y simula que es su reflejo en el espejo, imitando cada gesto que realiza, ya que Groucho sospecha que aquel no puede ser su reflejo. ¿Acaso ellos tienen reflejo en esta realidad? Alguien como Groucho, que en pantalla puede resultar tan hilarante con su nada complaciente, y sí demoledor, ingenio, entre nosotros hubiera sido vapuleado en dos minutos. Ese era su don, y más como ellos se necesitarían para quebrar los complacientes reflejos en el espejo en el que nos miramos.
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