martes, 5 de octubre de 2010
Tilda Swinton, los reflejos de las vidas secretas
Tilda Swinton, fotografiada por Marcel Hartmann. La cowgirl de cabello rubio platino, que quizás sea realidad o quizás provenga de un cartel cinematográfico, en la fantástica (en todos los sentidos) 'Los límites del control' (2009), o los inciertos limites de la realidad en donde la imaginación quizá pueda superar al afán de control. Es el último gran personaje de esta estupenda actriz londinense que comenzó su carrera interpretando diversos papeles en las obras de su amigo Derek Jarman, desde 'Caravaggio' (1986) a 'Wittgenstein' (1993). Fue su papel protagonista en la adaptación de la obra de Virginia Woolf, 'Orlando' (1992), de Sally Bloom, el que supuso su primer espaldarazo para un reconocimiento más amplio. Durante esta década siguió optando por obras, en los márgenes del cine comercial, tan heterodoxas como provocadoras para las mentalidades convencionales, como 'Perversiones de mujer' (1995), de Susan Streidfeld, 'El demonio es el amor' (1997), de John Maybury, centrada en la figura del pintor Francis Bacon, o la descarnada y estupenda 'The war zone' (1999), de Tim Roth. Con la poco afortunada 'La playa' (2000), de Danny Boyle daba el salto a producciones más convencionales, aunque ésta tuviera la pretensión de producción 'arty' con ínfulas críticas. Al año siguiente realizó una de sus más destacadas interpretaciones en 'The deep end' de David Siegel y Scott McGehee, interesante remake de 'Almas desnudas' (1949), de Max Ophuls, pero inferior a ésta. Y este mismo año fue parte del reparto de Vanilla sky', de Cameron Crowe, tan insípida como la original 'Abre los ojos' (1997) de Alejandro Amenabar. Tendría otros papeles secundarios en la sugerente, y mejor obra de Spike Jonze, 'El ladrón de orquideas' (2002), en la esplendida 'Flores rotas' (2005), de Jim Jarmusch, en la efectista catequesis de 'Constantine' (2005), de Francis Lawrence, o en la desangelada 'Crónicas de Narnia' (2005), de Andrew Adamson, en la que no costaba a la actriz destacar en el conjunto con su brillante creación de su pérfido personaje. Entremedias, otra de sus más resonantes interpretaciones, en la sórdida y turbia, aun irregular, 'Young Adam' (2003), de David Mackenzie. Alcanzó su mayor reconocimiento masivo, Oscar incluido, con su esplendida interpretación en 'Michael Clayton' (2007), de Tony Gilroy, o mucho ruido de intenciones críticas pero pocas nueces expresivas. Superior es sin duda la estimulante 'Quemar después de leer' (2008), de los hermanos Coen, en la que Swinton realiza otro de sus grandes recitales interpretativos, como hará en 'Julia' (2008), de Erick Zonka, o en su secundario pero inolvidable personaje en la sublime 'El curioso caso de Benjamin Button' (2008), de David Fincher. Las secuencias que comparte con Brad Pitt son de las más hermosas y conmovedoras que ha dado el cine en esta última década.
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