viernes, 29 de octubre de 2010
Rex Harrison, socarrona elegancia
Había algo en la mirada socarrona y la distante elegancia de Rex Harrison que siempre incitaba a la simpatía, interpretara a personajes cascarrabias, huraños o con cierta arrogancia. Incluso, en su tendencia a la manipulación de los otros o en sus papeles en que representaba figuras detentando un poder, casi siempre, salvo alguna excepción, como su villano de 'Un grito en la noche' (1960), de David Miller , dejaba entrever las fisuras de la vulnerabilidad, que dotaban de cautivador relieve a sus personajes, como si los contempláramos desde otro ángulo. Eso es especialmente remarcable en tres de sus más fascinantes composiciones, con Joseph L. Mankiewicz, el fantasma de 'El fantasma y la sra Muir' (1947), el lúdico aspirante a demiurgo que aboga por apreciar y vivir el tiempo como calidad, en 'Mujeres en Venecia' (1967) y el Julio Cesar de 'Cleopatra' (1963). Ese trayecto era también manifiesto en personajes como su memorable Higgins de 'My fair lady' (1964), interpretación que se adueña de la película, o en 'Ana y elrey de Siam' (1946), de John Cromwell, o el director de orquesta de 'Infielmente tuya' (1948), de Preston Sturges, figuras altivas que realizan un tránsito a ras de tierra cuando una mujer es capaz de bajarles del pedestal que se han autoerigido. Admirable estaba también en su duelo interpretativos con Charlton Heston, en interpretando al Papa Julio II, en 'El tormento y el extasis' (1965), de Carol Reed. Sin olvidar otras interpretaciones como en 'La ciudadela' (1938), de King Vidor, 'Night train to Munich' (1941), de Carol Reed, 'Mayor Barbara' (1941), de Gabriel Pascal y Harold French, 'Un espíritu burlón' (1945), de David Lean, 'La escalera' (1969), de Stanley Donen o 'Príncipe y mendigo' (1977), de Richard Fleischer
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