jueves, 28 de octubre de 2010
Christopher Walken, la coreografía del actor
Christopher Walken, fotografiado por Marcel Hartmann. Una de las más destacadas, y quizá menos conocidas, interpretaciones de ese excepcional actor que es Christopher Walken fue la refinada encarnación de lo perverso en 'El placer de los extraños' (1991), de Paul Schrader, con el que trabajó de nuevo en una de sus obras menos brillantes, 'Touch' (1997). Walken siempre ha tenido la capacidad de impactar con el fulgor de su presencia, y de su particular toque interpretativo, entre el duermevela y la febril alucinación, aunque sus personajes fueran episódicos, como su antológica intervención en 'Annie Hall' (1977), de Woody Allen, con ese personaje que siente, al ver los faros de los coches que viene en otra dirección acercándose,la atracción de precipitarse hacia ellos. Ha otorgado un toque distinción a odas al efectismo como 'Amor a quemarropa' (1993), de Tony Scott,y brillaba hasta en secuencias superfluas como la que tenía en la no despreciable pero sobrevalorada 'Pulp fiction' (1994). Comenzó trabajando en el cine con Sidney Lumet en la apreciable 'Supergolpe en Manhattan' (1971), pero su reconocimiento lo alcanzó con su memorable creación en 'El cazador' (1977), de Michael Cimino, con el que reincidiría en la aún más extraordinaria 'La puerta del cielo' (1980), Con Abel Ferrara ha creado una más que fructífera relación en 'New rose hotel' (1988) o 'El funeral' (1996)y, aún más, en las excelentes 'El rey de Nueva York' (1990)y 'The addiction' (1995) ).Ha creado algunos de los villanos más fascinantes de las últimas décadas como su Max Schreck de 'Batman vuelve' (1992), el gangster inválido en 'Cosas que hacer en Denver' (1995), la mejor obra de Gary Fleder, el siniestro sicario de la esplendida 'El último hombre vivo' (1996), de Walter Hill, o el jinete sin cabeza de 'Sleepy hollow'. Ha dejado otras creaciones inolvidables como su torturado protagonista de 'La zona muerta' (1983), de David Cronenberg, su maléfico arcangel San Gabriel en la interesante 'Angeles y demonios' (1995), de Gregory Widen, el padre en 'Atrápame si puedes' (2002), de Steven Spielberg, en la que su fulgor interpretativo dota de sobrecogedora intensidad algunas de las más notables secuencias de esta brillante obra, o en Pennies from heaven' (1978), de Herbert Ross, en la que daba rienda suelta a sus dotes bailarinas, que se vieron reflejadas en su inolvidable danza, en cuya coreografía él mismo colaboró, al son de la canción Weapon of choice de Fat slim boy, en el video dirigido por Spike Jonze. Y es que cuando se mueve parece que se desliza como un bailarín, algo que se amplia a su forma de modular las frases. Walken es un exquisito coreógrafo de la interpretación.
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